Capítulo 33

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—¡Comida!— los ojos de Thomas y Alicia se iluminaron al ver a lo lejos el bufete.

—Ustedes deben ser las felices ganadoras de nuestro concurso...

—Lo siento, pero si no quieres perder uno de tus lindos deditos, será mejor que te quites de mí camino— amenazó Alicia a la recepcionista y entró a la fiesta corriendo, seguida por Thomas.

—¡Dios mío! Lo siento tanto. No sabe lo apenada que estoy— Liv pellizco el puente de su nariz con vergüenza.

—No se preocupen, no es la primera vez que el señorito Thomas hace esas cosas. y
Ya estamos preparados para él.

—Un segundo, no seas tan condescendiente ¿Te gusta mi Thomas?- Lea era amenazante.

—No, me resulta un joven problemático. Odio los hombres molestos.

—Grosera, mi Thomas es un pan de Dios.

—¿Desde cuándo Thomas es tuyo, Lea?— Virginia se burló.

—Desde que a ti te empezó a gustar el chisme.

—No creas que porque llevo ropa elegante no voy a partirte los dientes si te pasas de lista, cabrona— amenazó.

—¿Por qué no entramos?— pregunto Cristopher.

—Si, yo pienso que sería lo mejor— apoyo Simón.

—¿Qué? ¿Temen que montemos una escena?— Piper interrogó con un tono acusador.

—La verdad, es que si— confesó George.

—¿Es cierto Simón?— cuestionó con sus ojos llorosos. Bueno, más que llanto, Camila quiso hacer una imitación de los ojos tiernos del gato con botas.

—Es que... Verás... Este... No, ¿Sabes qué? Preguntame otra cosa, por favor— Simón suplicó.

—¿Bebé?— ante ellos, se acercó una bella mujer.

—¿Quién es ella?

—Mamá— Simón se apresuró a abrazar a su madre.

—¿Qué haces aquí, corazón?

—Unas amigas nos pidieron venir.

—¿De verdad?— ella observo a las chicas, analizando a cada una como si tuviera un escáner en sus ojos. Cuando termino, se apresuró a jalar del brazo a su hijo —Simon...

—Dime.

—¿Quién es esa preciosura?— pellizco las mejillas de Camila —¿Sabés que? No importa. Esta niña, será mi futura nuera.

—¿Quién? ¿Yo? ¿Habla de mí?— Camila sorprendida, se ruborizó.

—¿Qué clase de pregunta estúpida es esa? Claro que habla de ti, burra— Camila ignoro el comentario de Virginia.

—Señora, usted se acaba de saltar varios escalones en la relación— Piper —Usted de seguro era de esas muchachitas facilitas, como Ángela Aguilar.

—Piper, cállate— reprendió la rubia.

—Es un país libre, puedo decir lo que quiera.

—Legalmente no puedes después de tu debate con el cenador cuando hiciste la protesta en el ayuntamiento— comentó Virginia.

—Fue una charla diplomática.

—¿En qué momento? Cuando le arriaste la madre o cuando comenzaste a multiplicar tus insultos como si fueras colombiana.

—Tengo que dejar mi hábito de contarles todo lo que hago con lujo de detalles.

—Pobre cosita fea— Camila realizó un gesto obsceno sin apartar a la mujer que la abrazaba con tanto cariño —Ve a ver si ya puso la marrana.

Princesos  >Zodiaco< Donde viven las historias. Descúbrelo ahora