𝐴𝑆𝑆𝐻𝑂𝐿𝐸; 𝖩𝖺𝗌𝗈𝗇 𝖳𝗈𝖽𝖽/𝖣𝖺𝗆𝗂𝖺𝗇 𝖶𝖺𝗒𝗇𝖾

28. Roman Sionis

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Me aseguré de guardar bien el mapa en mi mochila. Que lindo detalle de Tim, no creí que lo fuese a recordar.
Ahora con esto tengo una mayor ventaja. Solo necesito un poco más de equipo tecnológico y de protección.
Piensa Hope, ¿Si fueses Batman o Superman que harías? Bueno esas personalidades tienen superpoderes o mucho dinero pero yo... Solo tengo la intención.

Me mantendré optimista con la sola idea de que tengo la firme intención de ayudar a esas niñas y lo conseguiré.
Podría fugarme la clase de ahorita e ir a la casa de mi finado tío pero corro el riesgo de que mi mamá me descubra ahora que más vigilada me tiene... O, puede que tener el protagónico me sirva de algo, justificaría tiempo fuera de casa por culpa de los "ensayos"

Tengo un celular, ¿Es una ayuda, no? De algo debe servir. Cuando encuentre a las niñas deberé llamar al comisario Gordon, lo bueno es que aún recuerdo el número de teléfono que Jason usaba para contactarlo.

¡Oh, cielos, casi lo olvido!
En aquel túnel habían personas como zombies... ¿Por qué lo olvidé? Si es importante. Ese es otro punto a debatir conmigo misma. Checaré los desaparecidos de estos últimos días, insisto en que debe haber una relación con eso. Los desaparecidos seguramente son las personas zombies en el túnel.

— ¿Estás aquí, Osterman?— entra la vocecita de Damian en mi cabeza cuando habla muy cerca de mi, tronando los dedos para hacerme reaccionar.

— Si, Wayne.— farfullo enojada y cruzo los brazos.

Él mira tras de él y luego me mira nuevamente.

— Mañana hay ensayo.— dice como si quisiera que lo recordara.

— Ah.— me limito a decir.

¿Por qué no se lo recuerda a su nueva amiga, eh?

— Debes asistir porque si no me haces quedar mal a mí.

— O tú a mí.

Paso a un lado de él, aún con mis brazos cruzados, rozando mi hombro con el suyo, sin importarme realmente su reacción la cuál sería retenerme del brazo con un fuerte jalón hacia sí.

— ¿Y así quieres que sea tu amigo?— se mofa.

— Quería.— digo con sequedad, quitando su mano de mi brazo.— Ya no quiero ser tu amiga. Jamás, nunca. Jamás.

Di medía vuelta y me marché. Solo ansiaba que las clases terminarán para ir a buscar la lista.
Las clases pasaron y yo pretendía que la existencia de Damian era irrelevante para mí. Aunque me daba cuenta que comenzaba a compartir tus costosos materiales con esa niña tonta de media coleta, ¿Será que él la prefiere porque se peina y yo no? Pues ni quién quería ser su amiga, yo no.
Luego de larguísimos minutos el timbre realzó un alboroto en el pasillo al dar el toque de salida.

Como todos salí como un jabalí salvaje hacia la salida, bajé cada escalón como atleta olímpica, deseando ahorrar mucho tiempo... Pero...

— Sobrina.— me nombra mi tia, posando con una mano a la cintura a poca distancia de mi.

— Tía.— bufo desganada.

Y como otras veces. Subí al auto y ella me llevó a quién sabe dónde.

— ¿Y cómo vas con tu nuevo padre?— pregunta burlándose.

— Él no es mi padre...— murmuro molesta.— A penas hablo con él.— contesto cortante.— Es incomodo.

— Tu padre ya esta mejor.— cambia de tema al notar mi gesto de amargura.— Aún hay una fractura que debe sanar pero en uno o dos meses estará mejor. Está bien atendido gracias a mi.