𝐴𝑆𝑆𝐻𝑂𝐿𝐸; 𝖩𝖺𝗌𝗈𝗇 𝖳𝗈𝖽𝖽/𝖣𝖺𝗆𝗂𝖺𝗇 𝖶𝖺𝗒𝗇𝖾

33. Betrayal

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— Wynter...— oigo la voz de Margot en lo más profundo de mi sueño.— Despierta, rubia.— sigue llamándome en suaves murmullos y leves empujones para hacerme reaccionar.

— ¿Dó-dónde...

No puedo ni hablar bien, mi cabeza solo se mueve torpemente de un lado a otro en tanto mi vista se aclara por breves segundos.

— Shhhhh.— la castaña de ojos grisáceos que ante mi distorsionada vista se duplica y se mueve, desata con mucho cuidado las sogas que atan mis manos.— Estarás bien pero necesito que cooperes... hey.— palmea suavemente mi cara.— por favor, no te vuelvas a dormir.— suplicaba en tanto miraba a cada instante tras de ella.— Ese gas es muy fuerte, maldita sea...

Mientras hago mi mayor esfuerzo por reaccionar, ella sigue desatando mis pies y caigo en cuenta que estoy atada a una silla, ni siquiera me había percatado de ello.

— ¿Y Damian? ¿Y Jon... Todd?— pregunto débilmente.

— Supongo que en algún lugar de este piso.— responde aún susurrando con discreción mirando a cada instante por encima de su hombro.— No hagamos ruido. Logré escapar y escabullirme pero a ellos los tienen en otro sitio. Los rescataremos pero necesitas estar más consciente, por favor.

— Gracias.— digo cuando termina de desatar mis pies.

Me sobo las muñecas ya que me arden por las ataduras. Agh... que fuerte las ataron estos idiotas.

— Ten.— la castaña me da una daga con cierta sangre fresca en el filo.

Me preguntaba el porque tiene sangre, ¿La habría usado antes? Si, claro que si.

—... no es suficiente pero puedes defenderte con ella y también puedo cuidarte la espalda, si esto se sale de control, Wynter.

— Me sirve mucho, gracias.— digo sonriendo con sinceridad en mi intento de parecer más consciente.

— Cuidado.— me alcanza a sostener cuando por un descuido casi tropiezo.

— Estoy bien.— afirmo mientras comienzo a caminar.

Ella asiente, da media vuelta y entonces noto un notable golpe en su mejilla.

— Salgamos de aquí.— ordena en tanto salimos de mi diminuta celda.

Margot camina con sigilo por todo el oscuro pasillo, me inquieta el como mantiene sus manos firmemente apuntando hacia adelante, como si en sus manos tuvieran energía nuclear aguardando por un atacante... O quizás simplemente exagero.
La sigo, empuñando la daga que me dió.

— ¿Cómo es qué estás tan despierta?— pregunto.— ¿También te drogaron, no? ¿Por qué estás de pie como si nada?

— No surtió el efecto qué esperaban, supongo...— susurra haciendo una mueca.— Mi sistema nervioso no es sensible a tan fuertes drogas.— explica cómo si nada.

— ¿Por qué?— pregunto muy curiosa.

— Desde mi nacimiento me han dado tratamientos y drogas fuertes.— responde sin demostrar algún tipo de sentimiento al respecto.

Y yo solo me pregunto cómo una bebé puede estar drogada, ¿Con qué fin? ¿Cómo sigue viva?

— ¿Si pregunto por tus inquietantes habilidades me dirías de quién eres hija?— pregunto en voz baja.

Ella me mira de reojo y una ceja arqueada y una sonrisa burlona a su vez.

— ¿Mis padres tienen que ver con mis habilidades? ¿Eso piensas?