6. Inkling

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La mujer rubia me lleva fuera de la escuela con tanta normalidad que me siento asustada y en cierta parte amenazada, ¿Sería por lo que le hice a Donna?

— ¿Usted quiere robarme o secuestrarme? No soy rica, sabe. Mis padres no podrían pagar un...

— Tranquila, no pasa nada malo.— responde la rubia echando una rápida vista a todos los costados.

Entonces me di cuenta de que un auto negro aguardaba frente a nosotras. Observé con atención el auto. No me es familiar para nada.

— Entra.— ordena la mujer en un tono gentil.

Desde luego que niego con la cabeza.

— No puede llevarme.— digo dando un paso atrás, sabiendo que quizás huir no era un opción tan inteligente pero si una instintiva.

— No te haré daño, sino todo lo contrario. El director firmó el permiso...

— ¿Permiso?— dudo un momento, estoy nerviosa.

¿Cómo ese señor firmaría un permiso para que me dejen ir? ¿Ah? Viejo tonto.

— Solo ven y averígualo, Hope.— dice con calma la mujer de tacones bajos y un elegante traje de satén.

Luego de tanto morderme la boca por dentro, ‹como señal de mis nervios› subí al auto, aún indecisa.
Dentro del automóvil se encontraba mi glamorosa y rica tía paterna Rousse. La dueña de una prestigiosa compañía de modas y esposa del gobernador de Midway City.
Ah.

Es algo difícil de creer para quienes conozcan la pobreza en la que vivimos con mi madre y mi hermana pero a la millonaria tía Rousse no le ha importado ayudar a los otros, ni siquiera a sus hermanos. No sin algo a cambio, claramente, y es que ella, al salir de la pobreza borró su pasado e inició una nueva vida, de ese modo olvidaría de dónde vino, incluyendo a sus hermanos, todo.

— Hola, querida sobrina.— saluda cortés mi tía, quitándose las gafas oscuras.— ¿Cómo estás?

Y el auto comenzó a andar hacia el sur, cosa que provocó que mis nervios incrementarán.

— Desconcertada.— contesto.— ¿Qué haces aquí, tía?

— Creí que sería obvio. Vine por ti y para hablar de ti.— respondió con esa entonación de voz muy melosa.

— ¿De mi? ¿Qué?— me rio nerviosamente.

— Necesito saber de ti, me preocupas, ¿Estás bien?— pregunta casi de una manera genuinamente preocupada.

— ¿Bien? ¿A qué te refieres con eso, tía? ¿Por lo de papá?

— No, de eso no.— alzó sus cejas al rodar los ojos, y luego volvió a mirarme.— Desde que entraste al auto he notado un par de moretones en tus brazos y uno más en tu rostro, a eso me refiero con "bien."— observa acariciando los moretones con su mano enguantada.— No me agrada esto, ¿Te los hizo tu madre?

— No, no, ella no... Es que yo...— no sabía cómo explicarlo sin hacer quedar mal a mamá o el como vivimos.

— Tu madre no puede cuidar de ti, eso es evidente.— expone molesta haciendo una mueca de desagrado.— Su oficio te condena a ti y a tu hermana a habladurías y malas enseñanzas. Tendrías que saber que...

— Tía no...— la interrumpo y quito su mano de mis moretones.— No quiero tener está conversación, por favor.

— ¿Ah, sí? ¿Cuál?

𝐴𝑆𝑆𝐻𝑂𝐿𝐸; 𝖩𝖺𝗌𝗈𝗇 𝖳𝗈𝖽𝖽/𝖣𝖺𝗆𝗂𝖺𝗇 𝖶𝖺𝗒𝗇𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora