29. We will not be friends

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— ¿Estás loco? ¿Qué tramas, Wayne?— bufo desconcertada.— Y ya no tengo ánimos de ser amiga tuya, ni te quiero cerca de mi...

— ¿En verdad crees que puedes rechazarme? ¡Tú! ¡A mí! Antes me voy yo.— frunce bien las cejas dejándome saber su severo enfado.

— ¡Pues largo!— le grito fuerte y me doy media vuelta para irme...

¿Pero qué? Aquí vivo yo, que él se vaya.

— ¡Ah!— farfulla tras de mi.— Detente.— demanda autoritario.— Tengo la otra parte.— habla rápidamente cuando ve que me alejo más.

— ¿Qué?— me detengo en seco para girar a verlo.

— Te investigué.— admite con voz y un gesto serio.— Ví ese bien detallado mapa en tu mochila y la lista con los nombres de los ciudadanos desaparecidos de estos últimos meses que por cierto guardaste torpemente debajo de tu cama. Fue fácil y deducible.— frunzo el ceño.— Descubrí también las direcciones y el intento de mapa que trazaste en varias hojas de papel. Eres tonta pero no tanto.

— ¿Disculpa?— exclamo ofendida.— ¡Entraste a mi habitación!— le reprocho molesta.

— ¿Qué tiene de raro?— responde como si nada.— Aunque duraste muy, muy poco dentro del servicio de Batman seguramente notaste que su forma de investigación no es la más ortodoxa, así que no me reclames nada.

Ruedo los ojos.

— ¿Y qué es lo que tienes?— ignoro su comentario final.— Tengo el mapa y dinero suficiente para comprar equipo, ya que no dispongo de bati-tecnología como tu padre.

— Ni yo pero también tengo mucho dinero.— me muestra su billetera negra.

— Obvio si.— ruedo los ojos, es hijo de Bruce Wayne, claro que debe tener mucho dinero.

— Le dije a tu madre y a mi padre que estaríamos ensayando para la absurda obra escolar. Eso justifica perfectamente mi ausencia en la mansión, también la tuya, todo cuadra perfectamente, ¿No lo crees?

— ¿Y ahora le mientes a tu padre? No eres muy listo, entonces. Ya que él es el mejor detective de todos y te va descubrir.

— No estoy preocupado por ello.— dice totalmente relajado.

— En ese caso.— encojo los hombros despreocupada.— Pero, ¿A dónde debemos ir? ¿Él piensa que estás en mi casa? Llamará en algún momento y sabrá que no estás aquí o peor aún quizás ya este al tanto de todo.

— Ya relájate.— masculla.— Si, Grayson me dejó aquí. Tu madre me explicó que tu tía estaría contigo luego de la escuela y decidí esperar a que llegaras. Conozco un lugar dónde podemos hacer las compras necesarias.— dice firme y serio como casi siempre.

— ¿Está muy lejos? ¿Llámanos un taxi o prefieres caminar?

— ¿Taxi?— se mofa con una sonrisa burlona.

— Pues si, ¿No?

— Por favor, Osterman. Deja que el verdadero líder se encargué de esto.— alardea pasando a lado de mi.

El de ojos jade mira hacia lo lejos, dónde un auto negro reposa bajo la sombra de un gran árbol.

— ¿Contrataste un chófer? No, no, corrijo la pregunta, ¿Cómo es que Dick te trajo y hay un auto a tu disposición?— cuestiono alzando una ceja.

— Lo alquilé. A tu vecino. Un adolescente inepto adicto al cannabis.

— ¿Es en serio?

— En serio.— responde sacando las llaves que tienen una predecible figura de hoja de marihuana.— Solo le ofrecí dinero y accedió sin importarle que soy menor de edad. La adicción supera la inteligencia.

— Pero... ¿Sabes manejar?— no evito preguntar con asombro.

— Claro que sé hacerlo.— contesta presumido, le doy una mirada de confusión.

Este niño cada día me sorprende más, ¿Es de este mundo al menos?
Observo como se adelanta a paso rápido, me pellizco discretamente para corroborar que esto no se trate de un sueño.

— Apúrate.— exclama ya estando a nada de llegar al auto.

Ruedo los ojos y le sigo el paso.

— Solo quiero que sepas que aunque acepté estar aquí no seremos amigos.— dice en cuanto subimos al auto.

— Ya lo suponía.— digo rápido cerrando la puerta de un portazo.

— ¿Enojada, Osterman?— inquiere mirándome de reojo en tanto enciende el auto.— ¿Por algo en especial? Algo como Suzanne Sanders, mi amigable compañera...

— ¿Esa tarada con quién estás casi siempre? Bah.

Damian comienza a conducir luego de esbozar una sonrisa de lado. Tonto.
Jamás lo hago pero esta vez me pongo el cinturón de seguridad. No vaya ser que esté demonio me mate al pasar un tope.

Al pasar los minutos me di cuenta de que él conduce... Pues, bien. Si, lo hace bien. Aunque le diga que no lo quiero cerca en realidad deseo con ansías saber más de él, ¿Por qué sabe hacer todo esto?

— ¿Lo dices porque no quise ser tu compañera en el disecamiento de la rana?— pregunto ceñuda.

— No sé de qué hablas.— responde concentrado en conducir.

— Esa niña ni siquiera te soportaría. Es demasiado hueca para tí.

— Ah, si sabes de quién hablo.— sonríe maquiavélico.— Ojalá la hubieran puesto a ella como mi princesa, tú... Eres demasiado insignificante para ser mi princesa.

— ¿¡Y crees que me importa!?— rugí como leona.— ¡Renunciaré mañana mismo a la obra! ¡Y detén el auto! ¡Ya, detenlo!

— ¡Hey!— Damian se estaciona lentamente al ver que intento abrir la puerta para salir.— ¿Estás loca?— él vuelve a cerrar la puerta, reteniendome y noto por primera vez una pulsera negra en su muñeca izquierda con una brillante insignia roja.— No te vayas, Osterman.

— No seguirás ofendiendome, Wayne. Si estás haciendo esto para molestarme por qué no estás conforme con mi papel en la obra, díselo a la profesora y de paso...— quito su mano de la puerta.— dile a tu amiga Suzanne que sea tu estúpida princesa, a mí me da igual.— abandono el vehículo aún enojada y me voy.



| Casa Dent |


Abro la puerta de la casa.

— Mamá ya...— me quedo en silencio al ver a Jason en la sala, comiendo palomitas.

Lo que me faltaba.

— Hola, Hope.— me saluda con una sonrisa sincera y triste a su vez.

— Agh.— respondo con sequedad, rodando los ojos.

— Hope, que bueno que llegas.— comenta mi hermana al verme.— ¿Mamá ya te aviso?

— ¿Avisarme qué?— enarco una ceja.

— El millonario Alexander Luthor dará una fiesta mañana y estamos invitados.— explica Hayley.— Y ellos también estarán.

— ¿Ellos?

— Si, los Wayne...

𝐴𝑆𝑆𝐻𝑂𝐿𝐸; 𝖩𝖺𝗌𝗈𝗇 𝖳𝗈𝖽𝖽/𝖣𝖺𝗆𝗂𝖺𝗇 𝖶𝖺𝗒𝗇𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora