Ms. DiLaurentis - Emison Fanfic (Completa)

Capítulo 4: Fiesta con DiLaurentis

CAPÍTULO 4:

-No puedo creer lo que me has hecho. 

-¿Qué? ¿A caso no es verdad?

-Claro que no es verdad. No es una jodida cita la que tenía con Alison.

-Ya, claro- tengo que agarrar con fuerzas el cojín del sofá para no matar a Paige.

Desde que habíamos llegado a casa después del encuentro en el bar, se estaba comportando de peor en peor, si era eso a caso una palabra. No entendía lo que intentaba explicarle y ponía palabras en mi boca que no eran verdad.

-Llama al jefe otra vez- le ordeno- Y dile que esa foto no tiene como contexto el que le has puesto.

Y es que Paige nos había tomado una foto en el momento que Alison y yo estábamos a solas, hablando y le había dicho a nuestro jefe que estábamos en una cita, lo que era incierto. No tenía ganas de salir a la mañana siguiente en plena plana en una noticia que no tenía ni un pequeño por ciento de verdad.

-No.

-¿De verdad?- resoplo- Joder, Paige.... ¿por qué lo haces?

Creía que estábamos juntas siempre, que siempre tendríamos la espalda de la otra. Ella me había conseguido el trabajo cuando me despidieron del anterior. Yo le había hecho el favor de hacerle la maldita entrevista.

¿Y ahora me lo devolvía de aquella manera?

Solo quería matarla en aquel momento.

-Bien... entonces, yo lo llamaré.

Tomo el teléfono y más rápido lo hago, más rápido Paige me lo quita de las manos. ¿Qué diablos se suponía que estaba haciendo? La miro, empiezo a no reconocerla.

-No...

-¿No?- pregunto.

-No- repite una vez más- Con esta foto conseguiré hacer quedar a Alison peor y conseguiré una gran exclusiva, conseguiré un puesto más alto en la revista como redactora jefa y no voy a dejar que tu me lo impidas.

-¿Me vas a vender entonces?- no podía creerme lo que estaba haciendo.

-Nunca debí dejarte ir a esa entrevista...

Y por una vez, estoy de acuerdo en lo que dice, porque gracias a esa dichosa entrevista, he descubierto una nueva faceta de Paige que no conocía. Una faceta de envidia y egoísmo.

-¿Sabes qué? Tienes razón. Nunca debiste haberme dejado con Alison, aunque ahora me alegro de que lo hicieras porque por fin he descubierto lo gilipollas que eres.

Y aquella noche, soy yo la que cierra la puerta en sus narices. Me encierro en mi cuarto y resoplo con fuerza, tiemblo de la rabia y el enfado. No puedo creer que me haya hecho algo así, pero aquello no va a quedar de aquella manera. Mañana a primera hora hablaría con nuestro jefe y haría que quitara esa foto.

Aunque quizás, si que haría otra cosa.

Saco la entrada para la gala que Alison me había dado y quedo mirándola. Respiro con fuerza y tomo el teléfono móvil. Marco rápido y en un par de segundos:

Mañana nos vemos entonces, ¿no?

Y le doy a enviar. El corazón me empieza a latir rápidamente, con fuerza. Miro la pantalla, bajo su nombre sale el conectado. Alison acaba de leer el mensaje y no tarda mucho en responderme.

¿Es eso entonces un sí?

Sonrío levemente.

Es un sí