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- No puedes levantarte – se quejo Woo Bin – no estás en condiciones

- Tengo que ir a verla – se quejo Ji Hoo

- Para qué? – cuestiono Jan Di - los médicos están asiendo todo lo posible – añadió – ella esta en las mejores manos del país – informo intentando tranquilizarlo.

- Pero necesito estar con ella – insistió el príncipe blanco – quiero estar a su lado.

- A costa de tu salud? – cuestiono un poco más dura – iras a verla, te levantaras y te esforzaras – dijo mientras se acercaba a su lado – corriendo el riesgo de que tus heridas se abran e incluso corriendo el riesgo de sufrir un nuevo infarto – los chicos abrieron sus ojos mientras ella miraba al castaño enfadada y seria – solo para obtener lo mismo que nosotros te hemos informado? – el guardo silencio mientras Jun Pyo se acercaba a su prometida -que crees que sentirá ella cuando despierte y se entere de eso? – el palideció – crees que se sentirá feliz o culpable? – interrogo esperando una respuesta de su parte, pero solo hubo silencio

- Jan Di – susurro Jae Kyung – no seas tan dura

- Soy la única aquí que esta preocupada? – cuestiono pasando su mirada por los demás – es la verdad! – se defendió – y el conoce los riesgos mejor que nadie – soltó irritada – y aun así esta dispuesto a correrlos solo por obstinación – después de eso salió de la habitación furiosa con su novio siguiéndola de cerca, los demás permanecieron en silencio hasta que Ji Hoo soltó un suspiro

- Ella tiene razón – concedió finalmente

- Hermano – llamo Yi Jeong – te juro que apenas tengamos noticias de ella te avisare – prometió – trata de descansar, lo necesitas – Ji Hoo asintió

- Ji Hoo – la voz de Ga Eul llamo su atención – disculpa a Jan Di, ella solo... esta muy preocupada por tu salud – defendió a su amiga y el castaño sonrió

- Lo sé, ella no muestra sus debilidades frente a los demás, pero estoy seguro de que estuvo aterrada – los demás asintieron y comenzaron una charla amena mientras Jun Pyo intentaba tranquilizar a su enfurruñada prometida

El Clan Song era uno de los más temidos y respetados en Asia, por dos razones. Primero, todos eran una familia, quien se metía con uno, se metía con todos y segundo no perdonaban la traición, por muy grande o pequeña que esta fuera, la traición se castigaba con mano dura.

No solo era uno de los clanes más grandes de toda Asia, era uno de los más poderosos; por ese motivo quien tuviera relación con la mafia, ponía especial cuidado de no cometer el estúpido error de meterse con ellos o sus aliados, sin embargo Yoon Sung Joon había sido bastante incrédulo al pensar que no lo atraparían y por ello tuvo la idea de confabularse con un clan casi extinto (a manos de Song Young Soo) para eliminar a la Joya más preciada del Clan y así destruirlos.

Lamentablemente, todo salió mal para él, los habían descubierto y capturado; en ese mismo instante se encontraba frente al mismísimo amo y señor de la mafia, Mie Zuo y su segundo al mando Song Young Soo.

- Realmente creíste que podrías salir ileso de todo esto? - cuestiono Mie Zuo

El Yoon observo a su alrededor, y vio uno de sus hombres en el suelo, había oído sus gritos, sus suplicas y sus mil y una manera de pedir perdón, pero nada le había servido para salvarlo de su cruel destino, uno que el mismo había provocado, ese sujeto había pagado sus acciones; pero; Quien podría juzgar a Young Soo? Claramente él no, habría hecho lo mismo si hubiese sido su nieta la que pedía auxilio mientras ese bastardo intentaba abusar de ella.

- No- respondió después de un momento - conocía perfectamente los riesgos – añadió aparentando calma.

- Eso es bueno, así no te tomara por sorpresa lo que te suceda – sentencio Mie Zuo y se giro para mirar al Song – ve con Ha Ni, ya te encargaste del infeliz, este será mi regalo para tu hijo – informo con una sonrisa diabólica en el rostro.

El mafioso simplemente asintió y dio la espalda a la escena, nunca había sentido tanto odio antes y menos placer al arrebatarle la vida a alguien, a decir verdad solo lo hacía cuando su propia vida o la de los suyos corría peligro, pero la escena que presencio una horas antes, había despertado una bestia sedienta de sangre, pero no cualquiera, era de la sangre de ese sujeto; el sujeto que le había implorado perdón una y otra vez mientras el rompía los dedos de sus manos con extrema lentitud y le quemaba los pies con hierro al rojo vivo, jamás imagino recurrir a esos extremos, pero verlo destrozado y agonizando en el suelo había apaciguado su odio y ahora que los gritos de terror y dolor que escuchaba por parte del causante de sus males podía decir que la calma estaba llegando a él

- La señorita Oh, esta en observación en este momento, fue necesario administrarle cinco unidades de glóbulos rojos y ahora hay que esperar para ver como evoluciona – informo el doctor después de tres largas horas de espera.

- Pero... ella esta bien? – pregunto Woo Bin

- Eso aun no podemos afirmarlo, ella esta estable dentro de su gravedad, cualquier complicación puede empeorar su estado y llevarla incluso a perder la vida , de momento todo lo que podemos hacer es esperar – informo el médico – cuando ella despierte, podremos decir que el estado critico ha pasado

Luego de esa información el doctor desapareció por las puertas que los separaban de su querida amiga, todos guardaron silencio procesando que la menor aun estaba en peligro, que a pesar de que ahora estaba a su lado al alcance de sus manos ella aun no estaba a salvo, pero contrario a lo anterior, aquí y ahora no había nada que ellos pudieran hacer, simplemente esperar, esperar para verla recuperarse o esperar para enfrentarse a un terrible escenario. Un grito de frustración los tomo a todos por sorpresa, Song Woo Bin salió a paso rápido del hospital dejando a todos confundidos, y con ganas de seguirlo, mas sabían que sería una mala idea.

Después de conducir como loco por veinte minutos, Woo Bin finalmente había llegado a su destino, camino a paso lento entre los angostos pasadizos y finalmente se arrodillo frente a una lapida.

- Madre, no sabes la falta que me haces en este momento – sollozo – se que no he sido el mejor hijo para papa, pero solo te pido una cosa – murmuro conteniendo las lagrimas que por primera vez en años estaba a punto de soltar - no te la lleves, la necesito, ella es todo lo bueno y puro que queda en mi vida - se sobre salto cuando unos pequeños brazos lo rodearon

- No estás solo- murmuro su esposa – ahora me tienes a mi – añadió

- Jae Kyung – susurro intentando secar sus lagrimas

- Tranquilo, puedes llorar, estoy a tu lado, yo secare tus lagrimas – dijo mientras llevaba una de sus manos al rostro del Song – desaójate y volvamos al hospital, ella nos necesita cerca – termino depositando un cálido beso en su frente

Y ahí frente a la tumba de su madre, Woo Bin, en brazos de su esposa, soltó todo el dolor, temor y frustración que tenía, atreves del llanto acumulado por más de doce años.

Giros del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora