Amor a distancia

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Todo comenzó como un juego entre ellos dos, pero ¿qué pasa cuando el juego llega a despertar sentimientos reales?

Tobías y Zoe no se conocían realmente pero sus corazones se llamaban sin cesar. En cada mensaje, en cada audio, en cada llamada... ellos lo sabían. Sabían que no podían perderse el uno del otro. Tenían toda una vida por delante y el destino los había juntado de la peor forma posible, con la distancia de por medio. Pero eso no era un impedimento para que se amaran, al contrario, los hacía más fuertes. Su hilo rojo parecía ser el más largo del mundo pero ellos estaban dispuestos a hacer hasta lo imposible por unir los extremos. 

Zoe era una niña de 14 años, tenía un cabello rizado color caoba, unos hermosos ojos avellana y una sonrisa que iluminaba el lugar donde estuviera. Ella fue quien le habló en un primer lugar a Tobías, luego de conocerlo mediante un grupo internacional de WhatsApp. Su amistad desde ese día duró tres años hasta que un día decidieron que esto no podía seguir así. No era una simple amistad a distancia lo que los mantenía hablando. El bien estar y esa sensación de felicidad al recibir un mensaje era lo que los ataba a no despegar los ojos del celular y sonreírle a la pantalla. El día en que Zoe se le declaró a Tobías y fue correspondida, ambos hicieron una promesa: cuando ella cumpla la mayoría de edad, él viajaría a verla. Y así fue. 

El micro no tardó más de 6 horas en llegar al destino tan ansiado. Ahora estaban tan sólo a pasos el uno del otro. Ella vio a aquel chico en persona y sus ojos se desorbitaron al ver que él no era nada parecido a sus fotos, al contrario, era aún más lindo. Tobías ya tenía 20 para este entonces, era tan sólo 2 años mayor que ella; tenía un oscuro cabello negro, unos misteriosos ojos verdes, una sonrisa que dejaba ver unos lindos colmillos, un tatuaje en todo su brazo derecho y un piercing septum color plateado. La niña se había ido y en su lugar había dejado a una hermosa mujer igual de hermosa que antes, incluso más, si eso fuera posible. 

El primer contacto lo tuvieron sus manos, los extremos del hilo por fin se habían reunido. Luego un beso suave que contenía mil sentimientos reprimidos en él. A pesar que ambos sabían que su historia no duraría mucho, la hicieron eterna. Una maldita enfermedad no pararía su amor, si la distancia no lo hizo ya nada podría, ni siquiera la muerte. Con el tiempo Tobías perdió aquel hermoso cabello oscuro y su sonrisa ya casi no existía, pero el brillo en sus ojos cada vez que veía a Zoe nunca lo perdió, es más, esplendía cada día más. El dolor en el corazón de la muchacha desaparecía al verlo vivo cada mañana pero sabía que no duraría mucho más. Tobías había resistido mucho más de lo estimado pero no podría hacerlo mucho más. Ya había logrado entrar a un estado crítico. 

–Es el momento de tu partida y no puedo dejarte ir sin que sepas que me hiciste la mujer más feliz del mundo y que me hiciste el regalo más hermoso de la vida, el regalo del amor verdadero. Te he amado como a nadie más en este mundo y te amaré todo lo que la vida me permita. Prometo no amar a nadie tanto como a vos. Ahora, con todo el dolor del mundo, te hago libre, te doy alas para volar a un mejor lugar.

Con esas últimas palabras y un suave beso, el corazón del amor de su vida dejó de latir pero nunca dejará de sentir. 



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