Mensajes que duelen

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Y en el momento en que sus dedos comenzaron a escribir supe que ya nada sería igual. Una simple pregunta tiene tantas alternativas que te imaginarás veinte y la correcta será la número veintiuno.
La respuesta que recibas puede ser la correcta o la más hiriente, nunca un punto intermedio. Ni siquiera lo sueñes.

El "escribiendo..." paró por unos segundos y minutos más tarde, el mensaje llegó. No parecía un testamento pero tampoco pareció sencillo, simples palabras que terminaron con todo. Cinco palabras que terminaron de romper mi corazón se veían escritas con negrita al final.

No sos vos, soy yo.

Nunca había visto que alguien mintiera tan bien en mi vida. Es obvio que soy yo, no soy suficiente. Supe que era yo desde el día en que nos vimos por primera vez y comenzaste a hablar de tu ex. Supe que era yo porque mis miedos opacaban a tus sueños y no te dejaban ser feliz. Era yo porque no hay nadie más, y si lo hay, seguro me reemplazará mejor que nadie. Soy súper reemplazable e igual, como el resto.

Pasó casi una hora y tu foto ya no estaba, los mensajes no te llegaban y ya no volverías. Tu mensaje nunca recibió una respuesta, no encontré las palabras exactas para implorarte un perdón digno... Porque no existían, ya nada sería digno si hablo de vos.

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