Reclusión

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Fotos esparcidas cual hojas de un árbol en otoño caracterizaban el estado actual de tu habitación, una taza de café negro calentaba tus gélidas manos, gotas de lluvia propia decoraban tus ojos azul-celeste y el ambiente viciado degeneraba tu capacidad para pensar con claridad. 
Ya era hora pero tus recuerdos aún no te dejan admitirlo, debes olvidar y seguir adelante pero tu sensibilidad te lo prohibe.  
Miras el invierno desde tu ventana y piensas: "Mis días están siendo desperdiciados pero no puedo dejar ir esto tan fácil". Te ves obligada a tener que cumplir un luto que no existe. Tus manos comienzan a temblar mientras te acercás a la puerta y ¡BUM! Ahí estás otra vez con ese miedo inútil que no te deja razonar. Lo vuelves a intentar pero esta vez no te echas atrás sino que avanzas y al atravesar tus miedos te das cuenta de que no todo es lo que parece. Quizás eso que te parecía mortal segundos atrás ya no lo es, talvés ahora todo en lo que creías se desvanece. Años enteros sin conocer el mundo más allá de tus cuatro paredes, paredes llenas de soledad y aislamiento. Si te pones a observarlas detenidamente notarás que no están decoradas ni un poco, el blanco se ha vuelto de tonos negros y amarillos...Ya nada más que tus miedos te importan pero tranquila, la sociedad ya no es lo que era y nunca lo será.


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