Ey pá...

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Es desesperante ver cómo te alejás sin dejar rastros. Ya no siento tu falso remordimiento al irte, dejándome solo en la oscuridad de la incertidumbre. Tus crueles palabras dejaron de doler y me ayudaron a ver quién eras realmente.
¿Acaso creías que mi alma estaba vacía? o ¿acaso pensaste que era incapaz de ser herido? Mis emociones no suelen ser demostradas pero mis sentimientos reflejan en dolor del abandono en mi alma.
Me dejaste creyendo que nunca volvería a tener una vida normal sin vos; pero gracias a tu ausencia aprendí que la violencia no es la solución, que el amor es real o NO es, que la independencia se atesora, que la aceptación es imprescindible siempre y cuando sea sólo la tuya la que importe. Gracias a que ya no estás aprendí a ser feliz.
Aunque todavía no entiendo cómo te atreviste a dejarme por una botella. Te entiendo, probablemente no se te cruzó por la mente que podría necesitar un padre a mi lado.

La infinidad de fotos que guardo en mi "cajón del olvido" ya no sirven ni siquiera para mantener un falso recuerdo. Ya no sirven para nada... En la llama las veo arder.

Siempre pienso en lo que le diré a mis hijos cuando pregunten por su abuelo y el por qué a mí rotundo rechazo al alcohol. Espero entiendan que nunca les haré lo mismo que una vez alguien me hizo a mi.

Ruego algún día entender por qué te fuiste y por qué aún te sigo (necesitando) extrañando.

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