Nada dura tanto

47 9 12
                                    

Ya te estabas tardando, ya me parecía raro que no te hallas cansado de mi, te tardaste pero el momento llegó. Nada es como solía serlo, ya no hablamos tan seguido y cuando lo hacemos tardas horas en contestar, no te interesan mis mensajes e intentas alejarme aunque sabes muy bien lo difícil que eso es, ya nadie tiene que soportarte mientras les hablas de mi porque ya ni siquiera hablas conmigo; en resumen, ya no te importo.

¿Si me importas? Sos en lo único que pienso y de lo único que hablo, no le hablo a nadie más por serle fiel a la nada, no salgo para no ver a nadie más y hacerlo me carcome la mente creyéndome culpable de algo inútilmente.
¿Si debería darme cuenta? Si, debería saber que solo era tu juguete y que me contestabas por lástima, pero ya ni eso te queda. Ya tenes a otro juguete, a otra marioneta. O quizás vos te hayas convertido en lo que en algún momento yo fui, un títere.
¿Vale la pena? No. Nada de lo que haga vale la pena pero no me rindo porque mi terca mente sigue creyendo que vas a volver a  pesar de saber que son falsas ilusiones de niño esperando que su padre vuelva de comprar esos benditos cigarrillo que nunca fumó o esa maldita cerveza que ni siquiera le gusta.
¿De quién es la culpa? Mía, por creer en tus mentiras.

Pero no me arrepiento de nada, solo sigo aprendiendo a no caer.

Detrás De La Imaginación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora