¿Crecer?

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Nada es como antes. El antes en el que solíamos ser felices con tan poco. El antes en el que no necesitabamos que nadie nos dijera lo bien que nos veíamos o lo bien que hacíamos las cosas a pesar de que fuera mentira. El antes en el que no nos importaban las opiniones ajenas.

Ahora ya nada nos conforma, ya no nos sentimos bien siendo nosotros. Necesitamos de alguien que nos diga todo aquello que sabemos para que tenga valor. Y si no lo sabemos esperamos que alguien lo descubra cuando quienes realmente debemos descubrirlo somos nosotros.

Con el tiempo aprendí a que no me importe lo que otros digan sobre mi, ya sea bueno o malo y agradecer por su opinión a pesar de no haberla pedido; porque no, ya no pido opiniones por nada. Si no me interesa no lo pregunto ni lo pido.

Día a día escucho noticias sobre el aumento de suicidios o de intentos fallidos por razones como esta: escuchar opiniones. Personas, mayormente adolescentes, que se quitan la vida por no ser aceptados en UN tipo de sociedad viendo que hay miles. Muchos testifican que la persona era rechazada donde sea que vaya y por qué. Porque esas mismas personas estuvieron ahí para decirle que no, que no era igual que ellas y que por esa razón no podía formar parte de su comunidad o de ninguna otra.

Vos que estás del otro lado de la pantalla, ¿quién sos? ¿El suicida o el asesino? Bueno, dejame decirte que ninguna de las opciones es válida, no eres ninguno de los dos. Ambos son tipos de personas diferentes y por eso existe este caso de suicidios pero ninguno en el suicida o el asesino.

Ahora te dejaré pensando tu propia versión sobre esta situación mientras yo me voy a pedirle a una nueva persona que se siente sola que se una a mi grupo para probar cómo se siente y dejarla decidir sin forzarla a dónde desea pertenecer. También te dejo pensar sobre eso.

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