Teresa caminaba por una calle oscura, apenas unos momentos antes había discutido con Gerardo un chico con el había empezado a salir y en un arranque se había bajado del auto quedándose a medio camino.
Un hombre la siguió sin que ella se diera cuenta, debido a que iba sumida en sus pensamientos. En un instante le tapo la boca y la jalo a un callejón, le puso una navaja en la garganta, Teresa tiro su bolsa, pero el tipo no la soltó.
Justo cuando ella pensaba en lo peor un joven apareció de la nada y sometió al tipo por el cuello, por reflejo el abrió los brazos y la soltó ella retrocedió mirando con atención; el joven le tiro un puñetazo a aquel hombre en el abdomen doblándolo de dolor y aprovecho el momento para estrellarlo contra la reja, el agresor, mareado y tambaleándose se echo a correr.
Teresa miro al joven que la había asistido; era de estatura media, de cabello castaño y un poco riso, y de piel clara.
-¿Te lastimo? ¿Cómo te sientes? – Le pregunto el joven un poco preocupado.
-No, estoy bien, solo fue el susto – Dijo Teresa nerviosa estaba aun conmocionada por lo ocurrido – De verdad te lo agradezco, no se que hubiera pasado si…
Él le puso la mano en el hombro.
-No pienses en eso. ¿Tu casa esta muy lejos?
Teresa asintió caminaron hacía la calle él saco su teléfono móvil e hizo una llamada.
- Acabo de llamarte un taxi de base para que te lleve a tu casa, llegara en media hora más o menos. – Dijo el joven con amabilidad.
-No, de verdad no tienes que hacer eso.
El chico se quito la chamarra y se la puso por encima a Teresa.
-Descuida, lo importante es que llegues bien a tu casa.
Hubo un silencio largo.
-No te he preguntado tu nombre –Dijo Teresa.
-Me llamo Cassiel. Y tú eres…
-Teresa – Cassie sonrió
-Aun falta un rato ¿quieres algo? ¿Un té ó café?
-No, como crees, ya has hecho mucho por mí.
- Bueno esta bien, entonces espérame aquí iré por un té para mi – Cassiel entro a un mini súper que estaba cerca y salió un rato después con dos vasos de unicel.
- Le traje chocolate, señorita- Teresa lo miro apenada.
- No, de verdad.
-¿Quieres té entonces? –Teresa sonrió y tomo el vaso de chocolate.
Pasó un rato más hasta que llego el taxi, Teresa le dio la dirección al conductor y Cassiel le pago.
-Te pagaré lo del taxi y lo del chocolate. En serio.
Él negó y se acerco a la ventana del auto.
-Solo cuídate mucho ¿esta bien? ¡Ah! ¿Podrías marcarme solo para saber que llegaste bien?
Teresa asintió y él le paso una tarjeta con su número escrito en tinta azul.
Cassiel se despidió y el taxi arranco.
Teresa llego a su casa se quitó la chamarra y marcó de inmediato.
-Me alegra oír eso – contesto él.
-Debo devolverte tu chamarra.
-Descuida, nos veremos un día de estos.
Pasaron varios días sin noticia del muchacho, Teresa se había visto tentada a llamarle otra vez pero…