Sandrita

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Ésto pasó en Menoza, Argentina, vivida por una familia entera, por culpa de una muñeca… ¿diabólica?, eso no se sabe con certeza. Una abuelita de 75 años, quien vive con su familia en una pequeña y hermosa localidad de la Villa San Carlos, iba caminando rumbo a su vivienda, cuando percató ver algo no muy frecuente en un basural: una linda muñeca, de cara angelical y trenzas rubias. Que llevaba una cicatriz en el rostro,a lo cual a la señora no le llamó mucho la atención. Sólo sintió mucha pena por la muñeca, rodeada de olorosa y repugnante basura, así, que la recogió y se la llevó. A su familia le pareció inofensivo el interés de la señora por la muñeca pues era muy hermosa, pero a los familiares, además de darles una expresión de asombro y desentendimiento, sentía incomodidad tan sólo de mirar los ojos marrones de la pequeña y rubia muñeca.

La abuelita la llevó al baño y la limpió con mucha delicadeza, quitandole el rastro de mugre y suciedad, la llevó al patio y la colgó en el piolín en donde suelen extender la ropa mojada. Realizado esto, la muñeca soltó una risita y dijo: “Te quiero, mamá”. Los familiares y la abuelita se rieron porque pensaron que era una de esas muñecas que hablaban al presionarle un botón o en el caso mas común, en el estómago. Su nueva dueña estaba contenta: su muñeca hablaba.

Unos días despues, mientras la dueña del juguete tejía una bufanda, miró con cariño aquella rubia e hipnotizante muñeca, le producía un lijero sentimiento de satisfacción al saber que ha salvado a un juguete en un muy buen estado, sin importar de la cicatriz. De repente, la muñeca miró a su dueña y dijo: “Me llamo Sandrita, Paola y Fiorella”. La abuelita pensó que la muñeca estaba programada para emitir esas palabras. Así que la empezó a llamar por esos nombres. Lo muy raro es que muchas muñecas no suelen tener 3 nombres, asi que la abuelita la llama con esos nombres, un día Sandrita, otro día Paola, y otro Fiorella y así sucesivamente.

Una de las vecinas del lugar empezó a escuchar voces que provenía de la casa en donde residía la abuelita y su preciado juguete. Se alarmó bastante, ya que emitía palabras que una muñeca simple no podía repetir. La vecina averigó el origen de este raro juguete, dicen que un residente de esta misma villa les trajo a sus nietas esta muñeca, proveniente de Chile. La encontró en un raro almacen de antiguedades, con un oscuro pasaso. La muñeca parecia muy normal, sin la cicatriz ni el vestido de trapo desgarrado. Se produjo un accidente en la casa de este señor, no se sabe como fue pero esto dio causa a la gran cicatriz de la muñeca, que vino a parar en manos de la abuela, la cual no hizo ningún caso a esta historia. Hasta que una vez, la muñeca de tres nombres emitió: “Vámonos a vivir solas, mamá”.

Los familiares quedaron perplejos a las palabras emitidas por la muñeca y empezaron a considerar de que esta muñeca tenía algo “raro”.

Al cabo de unos días, la abuela había terminado el vestido de crochet que había hecho a mano para la muñeca, al ponérselo la muñeca, con voz ronca y fría dijo: “Este vestido no me gusta, mamá”. La anciana le despojó de la prenda y le volvió a poner ese vestido de trapo desgastado.

La familia estaba muy preocupada por la relación de la abuela y la muñeca, hasta que el marido, un albañil de la ciudad, se había percatado del cariño extremo que tenía su esposa con la rara muñeca. Su eposo le dijo que se deshaga de la muñeca a la cual su concubina hizo cazo omiso.

Ahora, fue la hija de la anciana quien le ordenó a su madre que se deshiciera del maldito juguete. Pero claro, Sandrita escuchó la conversación y dijo: “Eres una mala Madre”. Eso hizo callar a todos los presentes en la vivienda, el pánico se apoderó de todos en esa casa.

La muñeca volvió hablar diciendo: “¿Quieres cantar conmigo, mami?”. Sandra empezó a cantar de una forma tan aterradora, fueron en vano las acciones realizadas por la familia para callar a esta abominación. Trataron de quitarle las baterías, pero al revisar, notaron que no tenía baterías, solo dos espacios vacíos, con los conectores oxidados. Fue en ese momento que acordaron llamar a la gracia de Dios en el asunto. Echaron agua bendita por toda la muñeca, callándola en ese instante. Los familiares tomaron la decisión de tirarla. Fueron a La Salada a enterrarla.

Sin embargo, por el camino casi mueren, los frenos del vehículo no funcionaban y chocaron contra un árbol. Alarmados, decidieron ir a pie, en ese momento, una ráfaga de viento y arena los golpearon de golpe, pero no se dieron por vencidos. Llegaron a La Salada y la enterraron.

Pasaron unos años y la historia se expandió por todo el lugar, en lo cual unos niños la escucharon y fueron a La Salada a desenterrar la muñeca para colgarla en un semáforo como burla. El terror cundió por todo el vecindario, pero una de las vecinas dijo: “No hay que creer en estas cosas, sino en la Gracia de Dios”. Bajó la muñeca, la dejo en su patio, echó combustible encima y la quemó, quedando solo ceninas.

¿Qué o quién estuvo manejando desde dentro o fuera a Sandrita Paola Fiorella? ¿Es culpa de una posesión diabólica? ¿Un truco del Diablo?  No se sabe. Pero han habido casos absolutamente inexplicables de muñecas poseidas o usadas como puertas en pactos satánicos. Los habitantes de la Villa San Carlos temen que Sandrita vuelva para su venganza. Este miedo fue reforzado por “especialistas” del misterio, quienes dicen que que los tres nombres de la muñeca son una señal Satánica.

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