Capítulo 2

643 77 0
                                    



Inuyasha

¿Quién es esta chica extraña? Por accidente la he chocado con mi coche pero... misteriosamente no le ha pasado nada. Unos cuantos raspones y nada más ¡Ni siquiera tiene moretones! Es algo extraño, podría decir que hasta sobrenatural.

El doctor me ha dicho que directamente que es alguien inexistente, no tiene identidad en nuestro país. Mientras hablaba de su caso, la miraba de reojo y en eso vi una luz blanca, destellante salir de sus manos y después esparcirla por el cuerpo de un paciente en estado grave, con los ojos muy abiertos observe como el enfermo dejaba de gemir y removerse de dolor ¿Quién es esa chica?

Su vestimenta extraña, la manera en la que hablaba, como si hubiera salido de un cuento de hadas, también la forma en la que su cuerpo no recibió gran daño con el coche cuando otras personas es muy posible que muera o tenga grave daño físico. La chica llamada Kagome es muy hermosa, su cabello azabache suelto brillante y voluptuoso, su rostro níveo, con esos labios carnosos y rosados, parece un ángel. Sus curvas, sus largas y esbeltas piernas, parece una modelo, es verdaderamente bella, pero parece estar mal de la cabeza.

-Inuyasha...-mi nombre en sus labios sonaba hermoso, su voz tranquila, serena y melodiosa, al estar cerca de ella su perfume corporal desprendía el olor a vainilla, relajante y adictiva.

-Me hare cargo de ti – ella me mira sin expresión, solo me examina con sus bellos ojos chocolates.

-¿Te harás cargo de mí? ¿Enserio? – se me acerca a mí, permitiendo que inhale su adictivo aroma a flores y vainilla.

-Al menos hasta que encontremos a alguien que te conozca. Te he atropellado y es lo único que puedo hacer por ti, si decides alzar cargos legales hacía mí, no importa, está todo bien –

-¿Cargos legales? No lo creo, estoy bien, no es necesario un juicio - ¿Un juicio? ¿Eso es para ella cargos legales? Claramente tengo que saber quién es esta hermosa pero extraña muchacha. – ¿Me llevaras a tu castillo? – supongo que se refiere a mi casa.

-Tengo mucho que saber de ti, definitivamente – murmure mientras la veía, como si así pudiera saber quién en realidad era. – Ponte tu ropa y vamos, el doctor dice que no tienes nada.

-Yo ya se lo había dicho – no me gusta la formalidad con la que me trata ¡Ni que fuera un viejo! Se volteó y empezó a retirarse la bata, quedando completamente desnuda ante mí, abrí los ojos y mire a mi alrededor, me saque mi chaqueta y cubrí su cuerpo con ella ¡¿Pero qué le pasa?!

-¿Estás loca? ¡¿Por qué te desnudas frente a mí?!- grite alterado, una gran envidia me invadió ¿¡Y sí algún hombre la vio!? - ¡No puedes hacer esto frente a otras personas!

-Pero en mi hogar siempre lo hacemos así – se voltea mirándome y encogiéndose de hombros ¿Dónde carajos vive ella? – La sabía Kaede cuando nos envía a refrescarnos al manantial, retiramos nuestras vestimentas frente ella.

-¡Pero ella es una mujer! – exclame confundido y colérico.

-¿Entonces frente a los hombres esto no se hace?

-Solo sí confías en el hombre.

-Yo confió en ti - ¿Confía en mí? Mi corazón da un saltó al escucharla, está chica tiene el poder de mover y alterar mis sentimientos. Sin decir nada más le alcanzo su ropa demasiado extraña y se la pone tranquila y despreocupada. Veo como de reojo se coloca un sostén verde con una franja dorada y una tela del color y estilo similar al sostén que enrosca alrededor de sus caderas, Me sonrojo, la he visto desnuda y su cuerpo parece esculpido por dioses ¡Dios, esas curvas! – Estoy lista –

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora