Capítulo 14

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14

-Kagome por favor, abre la puerta – el murmuro de su voz preocupado estaban acompañados de toques pausados en la puerta de la habitación de la azabache.

-¿Esta lista la cena? – solo quería comer, tenía hambre.

-No, no lo está. Por favor abre, quiero hablar contigo – por más esfuerzo que Inuyasha hiciera para abrir la puerta esta no cedía, Kagome la había trabado con sus pocos poderes que le quedaban.

-Ay...- suspiro y con una mirada al picaporte destrabo la puerta, haciendo que Inuyasha al seguir forzándola con su cuerpo cayera de bruces en el piso de la habitación.

-Gracias... creo – Inuyasha confundido se puso de pie y cerró la puerta tras él y empezó a acercarse a su novia, quien estaba sentada en la cama leyendo unos de sus tantos libros de la biblioteca ignorando a su novio el peli plata.

-¿Qué quieres? – bramo Kagome bajando su libro ahora mirando fijamente a Inuyasha. Lo fulminaba con sus dos ojos celestes.

-Para no haber tenido nunca una relación, eres brava cariño – Kagome blanqueo los ojos.

-Como tú has tenido muchas ¿Cierto?

-Ay vamos cariño. De eso quería hablarte – Inuyasha meloso se le acercó.

-¿Querías hablarme de cuantas novias has tenido? – con sarcasmo le pregunto, alejando sus labios de los de Inuyasha. Estaba experimentando los celos.

-¡Por supuesto que no! – exclamo ofendido - ¿Por eso estás enojada? Pequeña, las que pasaron antes de ti son cosas del pasado, no se comparan a ti. Enserio, créeme.

-¿Lo dices porque vengo de otro lugar?

-No, bueno un poco. Pero, eso no tiene nada que ver. Lo que me ha enamorado de ti es tu astucia, tu simpleza, todo de ti pequeña. Y ahora que estás siendo poseedoras de nuestros sentimientos y expresiones, tus enojos, tus truchas, tus sonrisas ¡Por los dioses me tienes a tus pies!

-Cállate – murmuro apenada con una pequeña sonrisa.

-No te enojes por el pasado. De ser así, yo también tendría que molestarme contigo – Kagome no le entendió.

-¿Y porque? Yo no hice nada de lo que tú hiciste.

-Tal vez no, pero estuve escuchando lo que me dices de tu hogar y... eres muy amistosa con ese tal Dios Bankotsu – Kagome se carcajeo en cuanto noto su voz fastidiosa.

-Es mi amigo, nacimos casi en el mismo siglo Inuyasha – trato de tranquilizarlo.

-¡Pero estoy seguro que él no solo quería ser tú amigo!

-¿Y cómo es tú madre? – trato de cambiar de tema.

-Kagome, no intentes cambiar de tema. Sabes que lo que digo es cierto – ella volteo los ojos y se mordió su labio inferior. La verdad era que el Dios Bankotsu la quería convertir en su conyugue en unos siglos más. - ¿Cuál es la verdad? – atacó decidido Inuyasha, sabía que ella no podía mentir por lo que miro la punta de su perfecta nariz.

-En varias décadas futuras sería su compañera – Inuyasha abrió sus ojos, eso no se lo esperaba.

-¡Lo amabas!

-No conocemos el sentimiento amar arriba, yo había sido la elegida y era mi deber como ángel obedecer, esos es todo. Ahora sí, dime como es tú madre – sonrió como sí nada.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora