Capítulo 15

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15


-Ya están por llegar – anunció Inuyasha al cortar el teléfono y giro encontrándose de frente con Kagome.

Sus padres, Izayoi e Inu No Taisho ya habían bajado del avión el cual los traía a la ciudad en donde residía su hijo menor. Ahora mismo estaban en el interior del coche dirigiéndose hacia el hogar de su hijo Inuyasha.

-¿No hay nada más que quieras contarme de tus padres Inuyasha? – cuestiono Kagome sintiendo una gran fuerza celestial acercarse en cuanto su novio corto la llamada.

-Amm, ¿No? Te he dicho lo básico, mamá es una diseñadora de ambientes y papá un gran empresario.

-¿Cuántos años tienen?

-Ambos 47 años – Kagome asintió y se silenció. Esperaría a la presencia de los padres de Inuyasha para que sus sospechas sean acertadas o descartadas.

La presencia celestial a cada minuto que pasaba se incrementaba. La presencia que sentían era de deidades superiores a ella con un antiguo gran poder y autoridad en el reino celestial. Dos Arcángeles se acercaban cada vez más.

-¿Estás bien? – la voz preocupada de Inuyasha resonó en sus oídos.

-Estoy muy bien – respondió automáticamente.

-No te veo bien. ¿Segura que quieres hacer esto hoy?

-Segura, no quiero posponerlo – quería conocer inmediatamente a las dos grandes antiguas deidades de su antiguo hogar del reino celestial. Inuyasha asintió dudando.

Ahora sentía la presencia a solo un metro de ella, dos Arcángeles detrás de la puerta de entrada de Inuyasha se encontraban y Kagome sabía perfectamente que ellos sabían quién era ella.

-¿Lista? – pregunto Inuyasha antes de abrir la puerta, sus padres ya habían llegado. Kagome asintió sin dudarlo.

La puerta lentamente fue abierta y Kagome pudo ver con ambos de sus ojos, el resplandor que ambas deidades desprendían. Un resplandor azul y el otro rosa. Eran EL Arcángel de la Protección y el otro Arcángel del amor. O como la mayoría de la población y de su reino lo conocían, los Arcángeles Miguel y Chamuel.

La sonrisa de la mujer le dio una tranquilidad y pacificación como el que sentía en su hogar en el reino celestial. La mirada del hombre le hizo sentir segura, protegida de cualquier mal, sí, sentía que estaba en su hogar.

Se arrodillo, con una sola rodilla en el suelo y la otra elevada, apoyando en esta su brazo e inclinando su cabeza. Le debía respeto por el sacrificio que hicieron en el pasado y seguían haciendo, porque claramente los Arcángeles aún no habían terminado su trabajo como servidores del reino celestial.

-Ponte de pie querida, eso no es necesario – dijo Izayoi, Arcángel del amor.

-Les debo mi respeto – murmuro Kagome aún con su mirada en el suelo.

Inuyasha veía todo confundido, ajeno a lo que ocurría frente a sus ojos. ¿Por qué su madre le sonreía a Kagome? Ella nunca le había sonreído a una mujer que estuviera involucrada con él. ¿Por qué sus padres parecían de alguna extraña manera superiores? Y por último ¿Por qué Kagome se reverenciaba ante ellos?

-Aceptamos tu respeto querida. Ahora ponte de pie – la voz del Arcángel de la protección se escuchó. Kagome obedeció y se puso de pie mostrándole una verdadera sonrisa.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora