Capítulo 6

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6

-¡No debes de hablar con personas desconocidas! ¡Muchos son malos!

-No es alguien malo, he hablado con él y ya lo conozco. Koga es una buena persona – escuchar el nombre del moreno ese de los labios de Kagome lo enfado aún más.

-¡Entonces si es una buena persona deberías de irte con él! – no pensaba lo que decía, estaba caliente, caliente porque encontró a Kagome con un muchacho y caliente con el mismo por sentirse de esa manera.

-Pues, lo he estado pensando, me propuso vivir con él, debería dejar de hacerte la vida imposible y marcharme ¿No crees? – Kagome lo miro esperando una respuesta, pero Inuyasha se mantuvo en silencio y con una punzada en su pecho.

No había ni siquiera imaginado que ella respondería de esa manera, pensaba que suplicaría quedarse con él o que se silenciara, pero no imagino esa respuesta, no la imagino.

– He notado que no te agrada mi presencia. Me quedaré está noche en tu casa si me lo permites y mañana mismo me iré, Koga me ayudará a intentar volver a mi hogar – era su decisión final e Inuyasha no sabía que responder.

Se estremeció, se iría y buscaría la ayuda de otro, de ese moreno que se veía tenía otras intenciones para con ella. Su cuerpo se estremeció, un escalofrío doloroso rodeo su pecho, su corazón ¿Era normal el saber que una desconocida se iría de tu casa, de tu lado y sentirse de esta manera? ¡Claramente no era algo normal!

Llegaron a su casa y Kagome ya sabía cómo abrir la puerta del auto por lo que salió sin esperar al peli plata, al entrar a la casa pudo respirar con tranquilidad. A ella tampoco le agradaba la idea de marcharse del lado de Inuyasha, fue el primero en el que confió cuando cayó del cielo y podía ser un desliz o un nuevo sentimiento humano-como decía Koga- pero empezaba a acostumbrarse a su presencia, al verlo todos los días en su estancia en la tierra. Pero quería respetarlo, él la había ayudado lo suficiente ya no lo molestaría.

Subió al cuarto que sería de ella por esta noche, mañana se iría con Koga, el antiguo guerrero celestial, esperaba y ambos pudieran lograr algo para que ella pudiera regresar a su hogar. Se metió al cuarto de baño y se ubicó bajo el manantial de agua del reino de los humanos, se daría un último baño, haría por última vez sus necesidades y dormiría con la ropa de Inuyasha por última vez, tal era dramática, pero así lo sentía, quería recordar todo lo que tuvo por tres largos días.

-Buenos días – saludo desganada Kagome, en el reino celestial era muy bien conocida por lo alegre y entusiasta que era con todo y todos, pero desde que llegó a la tierra nuevas emociones y expresiones estaba experimentando.

-Buenos días querida, me enteré que te iras – la anciana Kanna se le acercó con un gran palto de comida – Panza llena corazón contento – y así fue, Kagome al ver la cantidad de comida se relamió los labios y lo degusto, Inuyasha hacia lo posible para no gritarle y decirle que se quede; pero era su decisión y también lo que él quería desde un principio ¿Cierto? ¿¡Cierto!?

-Muchas gracias señora Kanna, extrañare sus comidas, sus manos son mágicas, es como el hada sanadora de mi hogar, solo que usted hace milagros con la comida – dijo alegre mientras tomaba un sorbo de su jugo favorito.

-Extrañare tu gran imaginación querida – la abrazo con cariño, a pesar de haber sido tres días, Kanna le cogió un cariño materno. - ¿Y con quien te irás? – preguntó Kanna mirando de reojo a Inuyasha, parecía tan concentrado en el periódico pero estaba segura que escuchaba con atención y se escondía detrás de su taza de café mordiéndose la lengua para no decir nada.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora