Capítulo 9

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-Creo que es imposible que vuelvas al reino celestial Kagome – la azabache suspiro, deducía lo que diría, Koga le dijo lo mismo – Lo más probable es que vivas tú vida aquí.

-Si no puedo volver, no me queda otra opción. Pero lo que yo no quiero es vivir largas décadas, siglos, al menos quiero quitarme la perla – dijo Kagome un poco rencorosa tirando con gran fuerza la perla de su cuello pero está ni mostraba señal de romperse – Quiero ser normal – murmuro mientras un hombre y solo un nombre cruzaba su cabeza: Inuyasha.

-¿Quieres ser normal por ti? O por, no sé ¿Inuyasha? - Kagome frunció su ceño ante la mención del peli plateado.

¿Inuyasha? Estaba más que claro que el peli plata de apoco estaba siendo parte de la vida de ella, de su vida en el reino humano. Estaba más que claro que la presencia de Inuyasha le tranquilizaba, le hacía sentir que estaba en paz, se sentía completa cuando estaba con él, como no se sentía hace años, de hecho, desde que nació en manos de los reyes.

-¡No puede ser! – parpadeo varias veces al escuchar el grito de su nueva amiga, Sango. -¡Te has sonrojado! De apoco te conviertes en una humana, al menos eres poseedora de los sentimientos de uno.

-¿Tengo sentimientos por Inuyasha?

-No me lo preguntes a mí, hazte tú misma esa pregunta, dime ¿Qué sientes tú por él?

-Yo...no me quiero alejar de él, no sé si es porque fue la primera persona que me ayudo pero no me quiero alejar de él. Inuyasha, me hace sentir bien, Sango... no sé qué es lo que estoy sintiendo, cuando pienso en Inuyasha o estoy cerca suyo, mi corazón se estremece se mueve, mi rostro se enrojece y empiezo a temblar. Creo que le tengo afecto...

-¿Afecto? ¡Ja! – se burló Sango con gracia – Creo que lo que sientes es algo más que afecto, lo que estás sintiendo es el sentimiento "Querer" o "Amar".

-Eso... es ¿Algo bueno?

-Es la cosa más hermosa que puedes llegar a sentir, Kagome. Amar a una persona como te amas a ti misma es... es maravilloso, y más el saber que esa persona te corresponde con la misma intensidad o incluso más– respondió Sango soñadora.

-¿Quién te dijo todo esto? ¿Quién te enseño los sentimientos?

-Cuando descubrí que sentía algo en mi pecho, acudí a mi maestro, hace 10 años, mi guía era el gran maestro Myoga y él fue quien me dijo que lo que empezaba a sentir eran cosas de humanos y que si eso se incrementaba, debía de dejar el reino celestial.

-Y eso fue lo que hiciste.

-Sí, cada vez que observaba por la frontera que dividía nuestros reinos, mis ojos cobraban vida propia y buscaban a Miroku, después les dije a los reyes lo que estaba sucediendo conmigo, me quitaron la perla y me desterraron del reino celestial.

-Sígueme contando por favor...- la castaña sonrió y asintió, se sentía bien al decirle la verdad a alguien más aparte de su esposo, a sus demás conocidos, lo único que sabían era una historia inventada por ella y su ahora esposo.

-Cuando llegue aquí, hace diez años, busque a Miroku, al principio yo no le interesaba. Pude vivir cómodamente gracias a los poderes que me quedaban. Cuando desistí de enamorar a Miroku, me encogí de hombros y empecé a vivir como un humano, aprendí lo que es trabajar y obtener dinero por cuenta propia, aún no tenía un hogar y vivía en la habitación de descanso de una cafetería. Hasta que un día Miroku vino solo a mí, desesperado y solo a mi búsqueda. Miroku me dijo que lo tenía embrujado, hechizado y que me necesitaba junto a él. Después de eso, me llevo a su casa, le dije mi verdad, con lo poco de poder que me quedaba le revele lo que en realidad había sido, un ángel, no dudo ni un instante y desde ese momento él me ama. Me enseño todo lo que él sabía, empecé a estudiar hasta recibir mi título, ahora soy una profesional docente.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora