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Izayoi e Inu No Taisho había dejado muy en claro que estaban satisfechos con la presencia de Kagome junto con su hijo, la aceptaban sin rechistar. Y Kagome estaba muy feliz por la aceptación de ellos para con ella e Inuyasha solo aprovechaba todo el tiempo al lado de Kagome amándola.
Los padres de Inuyasha habían decidido quedarse en la ciudad por un tiempo a pretexto de que Inu No, ayudaría a su hijo con algunas dificultades de la empresa pero la verdad era que, en los últimos días los poderosos arcángeles habían sentido el poder oscuro del ángel negro por los alrededores y creían... no, sabían, que estaba en busca de más poder proveniente del reino celestial.
Por aquella razón permanecieron a los alrededores de su hijo y Kagome, para protegerlos, principalmente proteger a Kagome y a la esfera de poder proveniente del reino celestial.
Desde la cena y la noticia de que Kagome no podría -por el momento- regresar a su hogar, habían pasado dos semanas. Dos semanas en las cuales Inuyasha y Kagome se mostraban muy enamorados, se besaban cada que tenían oportunidad-que era siempre- se abrazaban y se decían con palabras cuanto se querían y se amaban.
El deseo carnal supera todo. Y eso Kagome empezaba a entenderlo, el deseo que sentía por Inuyasha le comenzaba a ser imposible de seguir ignorando cada que se daban besos apasionados. Su vientre bajo empezaba a cosquillear y sus manos cobraban vida propia y empezaban a tocar de una manera que Kagome desconocía de ella.
-Ay... esto es frustrante...- mascullo en medio de la biblioteca, había leído unos libros sobre el deseo carnal y sexual entre las personas del mismo género o mixtos, por supuesto ella había ignorado la lectura en donde hablaba de los géneros igualitarios.
-¿Qué pasa? – a su lado estaba Hoyo, se habían hecho muy buenos amigos, dejando en claro desde un principio sus sentimientos - ¿Kagome, pero que lees? – exclamo Hoyo divertido al leer los títulos de los libros, se carcajeo y Kagome los retiro de la mesa cubriéndolos con sus brazos.
Eran cuatro libros de 600 páginas, pero eso no importaba, Kagome aún tenía suficiente fuerza como para sostenerlos en sus brazos.
-Ignora y sigue de largo – ordeno autoritaria Kagome.
-Okey, okey...- gracioso Hoyo se alejó y ella suspiro y se puso de pie.
Guardo los libros en los estantes correctos, tomo su mochila y salió de la biblioteca, llegando al campus de la universidad. Giro sobre sus talones a mirar por detrás, desde hace día que sentía que... unos ojos negros la observaban y a pesar de ser fuerte... empezaba a temer.
Con cautela siguió |caminando hasta la casa del peli plata, los cuales le tomaban más de treinta minutos, pero ella disfrutaba caminar aquel tramo. Le gustaba observa su nuevo mundo y hogar, ver a las personas, a los niños y también le gustaba disfrutar de los sentimientos humanos.
Se detuvo en una librería para comprarse el libro del que "todo el mundo habla" lo leería y vería si tenía reacción alguna.
-Buenas noches Kanna – saludó Kagome adentrándose a la cocina, pero se sorprendió al no encontrarla y en su lugar estaba la madre de su peli plata – Izayoi, hola.
-Hola querida – le saludó con una sonrisa – Kanna tuvo una emergencia y le dije que estaba todo bien que yo me encargaría de todo – informo, Izayoi estaba con un delantal de cocina.
-¿Enserio fue eso nomás por lo que estás aquí? O ¿Tienes algo que decirme? – Kagome venia venir una muy mala noticia.
-Me descubriste – Izayoi soltó un suspiro y apago las hornallas de la cocina, la cena ya estaba lista- Esto... resulta que Inu y yo empezamos a sentir la presencia del ángel negro, Naraku.
Kagome se tensó pero no se sorprendió, ya esperaba una noticia así, o más bien... ya la sentía. Sabía que aquellas miradas que sentía a sus espaldas no era simple delirio de ella, era por una razón y esa razón era ella y su esfera.
-Viene por mi esfera – concluyo Kagome con una vaga sonrisa.
-Y por ti querida.
-¿Inuyasha sabe de esto?
-No. Quisimos decírtelo primero a ti y después a él...
-No se lo digan por favor, Inuyasha ya está demasiado preocupado por el tiempo que tenemos juntos. Así que por favor, no se lo digan – Izayoi asintió dubitativa, no conforme con la decisión de la azabache, pero... acepto, también creía que era lo mejor no decirle a su hijo.
-¿Qué cenaremos? – con la misma actitud de siempre, Kagome pregunto olvidándose de su anterior conversación.
-Carne asada y como acompañamiento ensalada – la miro cómplice. Enseñándole su carne un poco pasada de cocción – La cocina no es para las deidades – se carcajeo.
-Yo soy muy buena en la cocina...- alardeo Kagome también con una sonrisa.
-Entonces tal vez no es para mí – ambas se carcajearon.
°°°
-Entonces nos vemos el lunes – Hoyo se despidió de ella con un beso en la mejilla, habían terminado de estudiar juntos en la biblioteca.
-Nos vemos el lunes Hoyo – Kagome se despidió de él y se terminaron separando por sus respectivos caminos.
Kagome empezó a caminar por su recorrido de siempre pero está vez, era de noche. No le aterraba, ningún mortal podría hacerle daño alguno, pero alguna deidad si... si podría. Miro el callejón por el que siempre pasaba, de día era completamente alumbrado pero de noche... parecía una cueva sin una salida cerca.
Se adentró y camino hasta estar a unos pasos de la otra calle alumbrada, pero una presencia y aura oscura la detuvieron.
-Ángel... ángel... ángel – una mano completamente fría se posó en su hombro, tensándola – Espere por mucho tiempo tu llegada...- su voz era gruesa y usaba un tono maquiavélico.
°°°
Hey mis queridos!!! Los he extrañado ¿Ustedes a mí?
¿Saben? Creo que los capítulos por venir... le van a gustar... ¡Dije creo! XD
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Ángel
FanfictionInuxKag (¬¬) Kagome, ángel del reino celestial aprendiz de la gran sabia Kaede. Ese es su nombre o al menos lo era en el reino celestial, porque ahora en el reino humano solo es Kagome. Fue lanzada por la frontera que divide ambos reinos, humano y c...