Capítulo 22

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Koga luchaba con la agilidad con que lo hacía más de 500 años, Izayoi al igual que Kagome los eliminaba con flechas resplandecientes purificando el alma, Inu No esquivaba cada roce, cada ataque de Naraku, quien él si con un poco de dificultad trataba de no salir herido con los contrataque expertos del arcángel de la guerra.

-¿Sabes también como me llaman? - jadeo de cansancio Naraku.

-¿Insecto? – con ironía le respondió el arcángel de la guerra.

-No – mascullo – Un ángel embustero – sonrió con malicia al momento en que unos de sus seguidores sostuvo a Inu No por detrás inmovilizándolo y entonces Naraku sin dudarlo le incrusto la espada en su vientre.

-¡Ah!

-¡Inu No! – el grito desgarrador de la arcángel del amor se escuchó al presenciar tal escena, con enojo apunto a Naraku con su arco disparando una flecha mucho más poderosa que las otras atinándole en el corazón del ángel de la oscuridad.

-Esa flecha no bastara – murmuro Kagome apuntando el corazón del ángel oscuro con su arco – Bankotsu... - el Dios entendió y blandió su espada llamando a los truenos con ella y disparo a Naraku, los trueno iban en forma de remolino con la flecha de Kagome en el centro, reforzando el ataque.

-¡No! ¡Yo soy un... Dios! – grito Naraku recibiendo el ataque y en unos largos segundos desapareciendo completamente y sus seguidores los pocos que quedaban se desvanecían al igual que Naraku.

-Inu No... - susurro Kagome preocupada y corrió hacía él.

El arcángel de la guerra respiraba con dificultad, Kagome busco la herida y actuó de inmediato poniendo sus manos por sobre la herida empezando a cerrarla superficialmente. Inu No mejoro un poco su respiración, aún con la herida cerrada seguía en un estado crítico.

-La he cerrado, pero... igual corre peligro, necesitamos llevarlo al templo – aviso a Izayoi quien había cesado su llanto al verlo en mejor estado a su esposo. Bankotsu guardo su espada y tomo en brazos al arcángel – Gracias... iré a curar a los que pueda, llegaré en un momento – aviso y corrió hacía los cuerpos de los guerreros que se encontraban tirados en el campo de batalla.

Curo a cuantos pudo, maldijo en voz baja al ver que algunos ya se encontraban sin vida en el suelo. Esta batalla había terminado con muchas vidas, dejando mucha sangre y venganza en el aire, pero al final había terminado todo para mejor. El mal que amenazaba con el reino celestial de hacía tanto años había terminado.

Naraku ya había dejado de existir y con él se llevó la oscuridad.

-¡Cuidado! – un grito a sus espaldas la sobresaltó, Kikyo se encontraba en frente de ella con los ojos bien abiertos y de pronto callo de rodillas dejando ver a Koga de pie, con su espada incrustada en la espalda de la ninfa Kikyo muriendo al instante.

-¿Koga?

-Guerrero Koga para ti – respondió con gracia, el cansancio se le escuchaba en su voz y el sudor en su cuerpo demostraba cuanto había luchado - ¿Estás bien?

-Estoy bien ¿Tú? – se puso de pie y lo escaneo buscando alguna herida.

-Algunos raspones, nada serio.

-Inu No fue herido, hay que ir al templo – y con sus grandes alas blancas de ángel empezó a volar con rapidez hacía el templo dejando atrás a Koga.

-¿Y en donde está el templo? – se preguntó tratando de recordar los caminos de su antiguo hogar.

°°°

Una semana, una semana había pasado y sus padres no regresaban al igual que Kagome, también hacía ya una semana que no paraba de llover, las nubes grises ni siquiera hacían el esfuerzo de distanciarse y los truenos y relámpagos no lo tranquilizaban en nada a Inuyasha.

Algo malo estaba pasando en el hogar de su azabache y no sabía si quiera si ella estaba bien o si sus padres estaban bien, ya que si ellos no regresaban... la posibilidad de que Kagome hiciera lo mismo era nula.

-Inuyasha tranquilízate – calmo Sango, se había percatado también del mal clima completamente inesperado y fue a buscar a Kagome, pero su mal presentimiento se cumplió en cuanto no la encontró y en su lugar hallo a un Inuyasha desolado.

-¿Qué significa este tiempo Sango?

-Hace una semana que no se detiene y hace una semana tus padres y Kagome se fueron... arriba están teniendo una batalla – con seriedad respondió la castaña, recordaba cuando un mal invadió el reino celestial... el tiempo era similar a este.

-¿Una semana?

-El tiempo de arriba es muy diferente al de aquí.

Inuyasha no podía tranquilizarse no cuando sabía que en el hogar de su azabache se libraba una batalla y ella era participe al igual que sus padres. Camino de un lado a otro con desesperación, ya no quería seguir esperando... quería saber que ella estaba bien, tenerla en frente abrazarla y saber que estaba a su lado y que no se volvería a ir.

-Amigo, por favor trata de calmarte... ella volverá, recuerda que es fuerte – Miroku lo detuvo con sus manos en los hombros de su amigo mirándolo con una tranquila sonrisa.

-Su poder se debilitaba de apoco...

-Pero ahora está en el reino celestial, su poder se ha vuelto a normalizar... incluso creo que se incrementó – dijo Sango.

-¿Por qué dices eso?

-Por esto – Sango salió del interior de la casa llegando al jardín y miro el cielo.

El diluvio empezaba a detenerse de apoco, las nubes grises se empezaron a dispersar dejando ver el cielo celeste y seguidamente de un sol resplandeciente. En el cielo despejado se podía presenciar un color amarillo mezclado con un lila claro, cualquier otra persona lo podría confundir con un simple arcoíris, pero sango sabía lo que en realidad era.

-¿Qué quiere decir eso? – pregunto Inuyasha con la mirada en el cielo en ambos colores mezclados.

-El amarrillo es el aura del Dios Bankotsu y el lila... el de Kagome, juntaron sus poderes y pudieron derrotar al mal – murmuro Sango con una pequeña sonrisa pero su pequeña preocupación se la guardo para ella misma al ver una nube aun de un color gris. Aquella pequeña e insignificante nube gris era la posible pérdida de una poderosa deidad.

-Estás diciendo ¿Qué todo está bien? – pregunto Inuyasha ocultando su mal sabor de boca al escuchar el nombre del hombre que su novia hablaba con mucha admiración.

-No puedo decir eso, pero el mal se ha esfumado.

-¿Y dónde está ella y... mis padres? 

°°°

Ey mis queridos... no me peguen - ocultándome detrás de mi computadora- ¡Bajen las armas! 

He actualizado... es lo que importa ¬¬ 

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