Capítulo 23

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Había pasado un mes desde que Kagome junto con sus padres se habían marchado y no tenían noticias de ninguno de ellos. Inuyasha había abandonado su hogar y solo pasaba la mayoría del tiempo encerrado en su oficina de la empresa, ocultando sus sentimientos y preocupaciones con su trabajo. Ya no quería pensar en lo que pasaría, ni siquiera pensaba.

Sus esperanzas de apoco de iban esfumando, empezaba a sentir que había perdido a sus padres y a Kagome, ellos ya no volverían... lo habían abandonado.

Miroku y Sango se encontraban demasiado preocupados, Inuyasha no hablaba con nadie, solo daba órdenes a sus empleados por escrito y volvía a sumirse al trabajo. Dejo de concurrir a su casa, su aspecto no era el de alguien mantenido, tenía una barba bastante desarreglada, los trajes de sastre hasta llegaba a usar uno por una semana completa.

Inuyasha no era, Inuyasha.

-¡Abre! – Inuyasha ignoro los toques detrás de la puerta y siguió sumido en los documentos en sus manos.

-¡Tráiganme el juego de llaves! – justo ¿Justo ahora su hermano mayor tenía que aparecer? Definitivamente alguien arriba lo odiaba, seguramente sería el enamorado de su ángel.

-¡Oh abres o te ira mal!

-¡Vete de aquí, aquí tú no tienes voz, aquí yo soy el que está a cargo! – y por primera vez en meses había gritado y ¡Oh dios! Sí que le había gustado descargar su ira en gritos dirigido a su hermano mayor.

-¡Ya verás! – amenazo Sesshomaru tras la puerta, en segundos se escuchó como introducían algo a la cerradura de su puerta – Maldito...- mascullo Sesshomaru ya en el interior cerrando la puerta de una patada y empezar a caminar hasta el escritorio.

-¿Qué quieres? – arqueo una ceja Inuyasha.

-Pareces un maldito mendigo.

-¿Acaso ser un mendigo está mal?

-También un vagabundo.

-Aja. ¿Algo más?

-No, no. Un perro vagabundo, como el de la película ¿La recuerdas?

-¿Has venido aquí para insultarme? Porque si es así déjame inventar algunos insultos para ti.

-Vine por mamá y papá...

-Pues... pierdes tú tiempo, ellos no están aquí – respondió Inuyasha desviando su mirada con melancolía.

-Lo sé.

-Me refiero a que no están aquí, aquí – hizo movimientos con su mano.

-Lo sé estúpido. Están en el reino celestial – Sesshomaru blanqueo los ojos al mencionar aquel nombre tan ficticio. Inuyasha abrió sus ojos y recordó entonces, que su hermano ya sabía todo sobre sus padres.

-¿Sabes algo? – con suma atención lo observo.

-No vine aquí por mi voluntad. Miroku me llamo y prácticamente me rogo venir a verte...

-Bla, bla, bla... dime que rayos sabes sobre eso.

-Primero respóndeme tú ¿Por qué estás tan deprimido? Dudo que sea solo por mamá y papá, ya que ellos prácticamente viven lejos de ti y opino que te daría igual si no lo ves en unos meses u años.

-Mi pareja – Sesshomaru frunció el ceño e Inuyasha siguió contando con melancolía- Kagome, mi pareja, es un ángel y cuando ella se fue mamá y papá también. Ella ni siquiera se despidió de mí. Me prometieron que la traerían de vuelta pero... hasta ahora no han vuelto... nadie – el esfuerzo que Inuyasha había hecho para no llorar había sido muy fuerte.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora