Día 100

Día 26

Lo he pensado mucho hoy, vueltas y vueltas en mi cabeza. En serio me molesta que tengas tanto poder sobre mí, es... absurdo. La primera vez que te vi, tenia un plan perfecto en la cabeza. Bueno, los planes nunca sirven. Me gustaba hablar contigo, eras (eres) lindo, divertido, rompías mi rutina, no quería que eso se arruinara, pero me atormentaba la diferencia de edad y tenía que prevenir que eso se complicara. Mi solución se convirtió en una trampa mortal, aunque siendo sincera, eso iba a pasar de todas maneras, ese evento simplemente aceleró las cosas. Quedamos en vernos, la banda de un amigo tuyo iba a tocar en el Salón Imperial en el centro de la ciudad, me invitaste a ir contigo y no tuve que pensarlo para decir que sí, era el momento perfecto para poner en marcha mi plan. Al fin te iba a ver, ibas a dejar de existir tan solo en la pantalla, te iba a tener en frente y ver lo niño que eres, ibas a ver lo mayor que soy, solo seríamos amigos, nada se iba a complicar, nunca te perdería. No fue así, te vi y no vi a un niño, no pude, no puedo, pero al menos no me gustabas, todo bien.
Todo mal, al final de la noche ya estaba perdida, caminaba al lado tuyo y sentía que ahí pertenecía, que no había mejor lugar, me hablabas y solo podía pensar en tu boca, nunca había tenido tantas ganas de besar a alguien ¿recuerdas ese mapa en la pared? Los dos señalamos al mismo lugar y tu mano tocó la mía, sentí electricidad, y no, no es una metáfora, no dramatizo, fue algo real, un cliché materializado ¿Por qué no huí en ese momento? Que idiota fui, ahora no estaría sufriendo estos días interminables. Aunque, claro, no tardé en querer escapar, aún estaba a tiempo, no me dejaste "Eres lo mejor y lo más loco que me pasó en la vida", tan solo lo dijiste y te creí al instante, que gran mentira, que frase perfecta, me bastó. No huí, no iba a hacerlo nunca, sí, claro... nunca.