Día 100

Día 98

No sé porque hoy me he sentido tan feliz. Tal vez por el café pasado de la mañana, que café tan rico; o por el tatuaje que diseñé anoche, es hermoso, lo amo; o por leerte en conversaciones antiguas, es bonito recordar lo bueno.
Hoy llené mi pared de fotos y estas tres veces ahí. Voy a recordarte siempre, y sé que digo la verdad, porque cuando he dicho eso de algo o de alguien lo he cumplido. Sin resentimientos, sin rencores... Solo cosas buenas.
Hoy mi psicólogo me ayudo a entender muchas cosas, me dijo que soy una chica diferente, que soy de otro hemisferio, bueno, sin explicaciones complicadas. Me he desarrollado en otro hemisferio de mi cerebro, no de una forma típica. No es bueno, ni malo, solo diferente. Diferente es complicado, supongo.
No me adapto fácilmente y se me hace difícil encontrar personas que me acepten, por eso me dejan todo el tiempo, supongo yo. Entonces ¿no es mi culpa, no? Tengo que dejar de culparme. Se sintió bien comprender un poco más de mi remolino interno.
Sabes qué, le escribí a al guitarrista que antes me rompió el corazón, tuve ganas de hacerlo, no estoy esperando nada, ni que me responda, ni que vuelva a hablarme, solo creo que aún me quedaba algo de rencor hacia él y le pedí disculpas si fui inmadura en algún momento, si mi forma de reaccionar le causó algún malestar, lo que él hizo no me importa ya, si estuvo mal, si hizo daño o no, no importa. Me he liberado, estoy soltando mis cargas.
Me hiciste lo mismo que él, y es irónico que lo hayas hecho después de todo lo que me dijiste sobre su comportamiento. Y te hice lo mismo que a él, es que escribir siempre va a ser mi modo de deshacerme del dolor, se queda en las letras, se va de mi cuerpo.
Y soy consciente de que hay cosas que no debí haber dicho, pero no lo haría sino sintiera la necesidad de sacarlas de mi interior. Solo al escribir soy egoísta, solo al escribir pienso tan solo en mí. Esto ya va a acabar y realmente se siente bien.