Desperté contando mis costillas, se siente bien sentir los huesos. 48 kilos, batí mi récord personal. No sé hace cuantos días dejé de comer, no sé cuando empecé a sentirme tan mal si se suponía que iba a estar bien. Supongo que ahora se siente real. No estás, esa es la realidad y ya la acepté.
Escogí el peor día para saber de ti, me sentía débil física y mentalmente, pero estúpidamente quise comprobar tu existencia. No sé qué esperaba encontrar, pero el verte feliz realmente me hizo sentir mal. Y no me malinterpretes, no me hace mal que seas feliz (de hecho, debajo de toda esta mierda, supongo que me alegra), lo que me hace mal es el contraste, sentir que nada te afecta, que nada te importa... es estúpido porque no es como si un maldito perfil pudiera decirme cómo te sientes, de todos modos no tendrías por qué sentirte mal, que yo esté o no en tu vida para ti es irrelevante. Estás muy bien y yo sigo muriendo.
Otra vez me sentí nada, me sentí insignificante y eso es tan detestable; de tantos problemas que tengo, mi autoestima nunca fue uno de ellos, siempre tuve mi ego en el cielo, pero contigo ya no puedo, hace mucho que no puedo.
Yo te creía, siempre escogía creerte, que me querías, que te importaba, algunas veces lo demostrabas, pero te fuiste, me dejaste; sin explicación, sin culpa, sin arrepentimiento. Y si fuiste capaz de irte aun cuando sabias todo lo que significabas para mí, aun cuando te di tanto de mí, entonces yo no tengo nada que ofrecer. Soy un vacío, soy nada, no soy indispensable para nadie.
El dolor se siente frío en el pecho, ya ni siquiera importa de dónde viene, que lo provoca, todo desaparece, solo es el dolor y yo, y a veces se siente como si fuese lo mismo. Y solo queda llorar, llorar hasta dormir... o morir.
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Día 100
RandomEsto no es una novela, tampoco es ficción. Esto son solo palabras de una chica que ama locamente a un chico y no sabe cómo vivir sin él... Corrección, no quiere vivir sin él. Sí, esa chica soy yo.