Día 48

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Ese chico con el que se supone que salgo me dijo que quería venir a mi casa. Le puse excusas y le dije que no, y no solo porque no quería verlo, sino porque la idea de tenerlo en mi espacio me parece insoportable, en mi cuarto, en mi cama, no. Mi cama sí es sagrada, es para dormir, para pensar en ti, para tocarme, para ser tuya (si quisieras).
Estuve rogándote todo el día un poco de atención, no conseguí nada. Desactivé mi Facebook, pensé dejarte en paz por unos días... el punto es que eso estaría bien para ti, podrías pensar con claridad o simplemente no pensarías en nada, yo, en cualquiera de los casos estaría destruida sin saber qué hacer ni porque está pasando esto.
Así que volví y te rogué una vez más que me hablaras. Lo hiciste solo para lanzarme otra bomba, lloraba mientras te escribía, lloraba mientras te leía, me sentía perdida, te estaba perdiendo y no podía hacer nada para evitarlo. Me dijiste que ya no querías hablar conmigo, "nunca más" dije yo y no me dijiste lo contrario. Te pedí una razón y tu excusa fue una muy pobre, "Pensé que confiabas más en mi". Esa no es una razón válida para mí, tú me has ocultado muchas cosas y he tenido que enterarme yo sola, ya sea por una revelación divina o o por estar stalkeando de más.
Si no te dije de ese tipo antes es solo porque para mí no es importante, porque no sabia si eso iba a funcionar (solo han pasado unos días, maldición) y porque se suponía que lo que haga con mi vida sentimental y/o sexual no te importaba. Te despediste, dijiste "Ya fue" y comenzaste a ignorarme otra vez.

Día 100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora