Miró al interior de la casa por la ventana. Todas las luces estaban apagadas. Miró de un lado a otro, comprobando que nadie le observaba. Suspiró admirando a la luna llena. Cogió aire y entró. Afortunadamente, no había hecho ruido al entrar, no había tropezado con nada. Se encogió todo lo que pudo y dio un paso silencioso, y otro, y otro. Se dirigió hacia las escaleras. Subió. Hizo crujir sin querer la madera. Cerró los ojos y se quedó quieto esperando temeroso a que la dueña de la casa lo pillara. Afortunadamente, nada pasó. Continuó su rumbo, sigiloso. Llegó hasta el segundo piso y entró en el dormitorio. Se asombró al ver que no estaba. Resopló. Estaba seguro de que la muchacha iba a estar por la noche en la casa.
Escuchó un grito y bajó rápidamente las escaleras. Asomó los ojos por la puerta del salón y vio que ella estaba viendo una película del conde Drácula. Estaba mordiendo a una joven. Frunció el ceño. Odiaba esas películas.
La joven estaba a oscuras acurrucada en el sofá temblando de miedo por las escenas. Miraba fijamente la pantalla del televisor y no parpadeaba apenas para no perderse ningún detalle.
Él se le acercó sigiloso y lentamente. Desgraciadamente, crujió la madera. Se agachó al suelo y se quedó quieto. La joven se sobresaltó y miró alrededor suyo. Comprobó que todo estaba en orden y volvió a quedarse sumisa en la película. Él se volvió a levantar lentamente y cerró los ojos concentrando energía.
El televisor parpadeó una vez y otra más para morir al fin.
-No-resopló la chica-En la parte más interesante no.
Se levantó del sofá y se acercó la tele. La zarandeó un rato y descubrió que el cable estaba enchufado a la corriente.
-Se ha ido la luz-suspiró.
Abrió los ojos como platos cuando vio una gigantesca sombra en la pared acercándose. Tragó saliva. Se giró lentamente, pálida. Descubrió a un atractivo, pero amenazante joven de ojos rojos con un esmoquin y una capa roja y negra de un suave terciopelo.
Antes de que pudiera correr, éste la agarró con sus fuertes y poderosas manos. Le parecieron garras. Abrió su boca, mostrando unos relucientes y afilados colmillos.
-Espero que no duela-rezó la chica.
El vampiro se paró en seco. Cerró sus fauces.
-¿Es una broma?-preguntó.
-¿Qué?
-¿Te voy a matar y lo único que dices es eso?
-Sí. Espero que no duela-aclaró la chica.
-Sabes que, si te clavo mis colmillos, dolerá, ¿no?
-Es verdad-razonó ella-Debí de haberlo pensado.
Él aflojó su fuerza.
-Pensé que dirías algo como, por ejemplo, '¡Socorro!' o '¡Piedad!
-Ya. Pero es magnífico que me muerda un vampiro. Lo mejor del mundo.
El vampiro la soltó.
-¡No debería gustarte!-exclamó confundido-A nadie le gusta que le maten.
-Ni a mí, pero un vampiro sí. Es un honor.
-¿Qué?
-Soy una gran fan. Si me conviertes en vampiresa, me desmayo, (espero que lo hagas), y si no, al menos podré en el cielo decir y presumir de que me mató un vampiro.
El vampiro balbuceó. No sabía qué decir. Nunca había dado con alguien así. Se sintió halagado.
-Pero, ¿no conoces a los vampiros? Son crueles, despiadados, beben sangre, matan...
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Saga Crónicas de Vampiros I: Sangre urbana (Sin Editar)
VampireJasper es un policía que resuelve el mayor de los misterios. La desaparición de una madre con su hija tras la rebelión contra la humanidad de la madre. Tendrá que encontrar y rescatar a las fugitivas para no poner en peligro a los vampiros. Esta sag...