17-Roger

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JASPER

Entré en el ayuntamiento de Seattle. Me acerqué al mostrador.

-Buenas tardes. ¿Qué necesitas?-me preguntó una mujer mayor que estaba detrás del mostrador.

-Quisiera comprobar si en Seattle viven dos personas que estoy buscando-respondí.

-Tenemos prohibido mostrar datos personales de la gente a personas que no están autorizadas para hacerlo.

-¡Ay! Claro. Se me olvidaba-dije chocando mi mano con mi frente. Saqué mi placa-Jasper Thompson, agente de policía-sonreí.

-Disculpa, pero ahí pone que trabaja en Brooklyn. Eres agente de policía en Brooklyn. No en Seattle. No tienes autoridad ni poder en Seattle si eres de Brooklyn, ¿entiendes?-explicó.

Guardé mi placa.

-Pero estoy investigando un caso de Seattle...

-Pues haber pedido antes permiso-me interrumpió cruzándose de brazos.

-¡Cecile!-le gritó una voz que nos sobresaltó a los dos.

Giramos la cabeza hacia un hombre casi de cuarenta. Vestía un traje de policía de Seattle.

-¿Señor?-preguntó ella tragando saliva.

-No le hables así al caballero-yo me sonrojé.

-Sí, señor-la mujer bajó la cabeza, avergonzada.

Él misterioso hombre cruzó su mirada con la mía. Me sonrió.

-Si quieres, puedo ayudarte-me dijo.

-Me sería de gran ayuda-asentí.

-Por favor, pasa a mi despacho. No seas tímido-me invitó.

Por un momento dudé. No lo conocía. Pero necesitaba el permiso para investigar en Seattle.

Acepté.
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Él recogió un montón de papeles y los guardó, con prisa, en su cajón.

-Perdón por el desorden. Esta mañana he tenido mucho trabajo-se disculpó.

-No se preocupe. Me pasa igual a veces.

-Ya, pero es que yo tengo visita-me sonrió refiriéndose a mí-¿Cómo te llamas?

-Jasper Thompson, ¿y usted?

-Roger Smith-contestó-Soy el jefe de la policía de Seattle. Yo te ayudaré con ese caso que tienes. Creo que llevas el caso de la madre y su hija desaparecidas.

-¿Cómo lo sabes?-pregunté sorprendido.

-Los rumores son poderosos-se encogió de hombros sin dejar de recoger-Todo el mundo ha oído hablar de ese misterio sin resolver.

-Sí, cierto.

-Puedo ayudarte-afirmó mirándome a los ojos con una sonrisa misteriosa.

-Yo no sé si podrá-dudé.

-Claro que sí. Puedo saber cosas que los otros no saben-afirmó-Cosas que nosotros sabemos.

Me guiñó un ojo. Yo me asusté.

-¿Qué?

Él se echó a reír.

-Cómo se nota que eres joven. No distingues a los tuyos.

-¿Qué quiere decir con eso? Me está asustando.

-¿Yo? ¿Por qué? Yo cuando te vi pensé que eras más inteligente-rodó los ojos.

-¡Oiga!-exclamé ofendido.

Volvió a echarse a reír.

-Está bien. Paremos el misterio.

Miró más allá de mis hombros, miró a través de las ventanas de la estancia. Se levantó y cerró todas las cortinas y persianas hasta quedarnos a oscuras.

-¿Qué hace?-pregunté.

-Asegurarme de que nadie nos vea.

Yo levanté una ceja. ¿Era posible que él...?

-¿Eres un vampiro?-le susurré muy bajo.

Él suspiró con alivio.

-¡Ay, hijo mío! Al fin lo entiendes-se sentó de nuevo en su silla-Tengo miles de años. Puedo identificar a los de mi especie. Tú no porque eres muy joven. Pero no te preocupes que ya aprenderás, ya aprenderás.

-Siento no enterarme. Lo siento mucho-me disculpé.

-No te preocupes. Noto que estás cansado. ¿Por qué?

-Bueno, estoy tratando de averiguar dónde están ellas. Sé que están en Seattle, pero no sé dónde. Por eso pregunté si estaban anotadas en la población de Seattle.

-Yo también estuve investigando, ya que las pobres estarán perdidas y escondidas sin poder salir. Pero no las encontré. Nunca lo logré-se encogió de hombros.

-Te creo. Pero tenemos que encontrarlas.

-Estoy de acuerdo.

-Entonces, ¿eres un policía oculto?

-Sí. Para evitar que encuentren a nuestra raza. Tú igual, supongo.

-Sí-asentí.

Un nuevo amigo. No sabía si eso era bueno o malo. A esas alturas no me importaba nada quién me ayudara, porque encontrarlas cambiaría mi vida...

Saga Crónicas de Vampiros I: Sangre urbana (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora