Prólogo 2: Desgracia

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Ambos tuvieron una hija. Isabelle. Atrevida, aventurera...

Drácula y Mónica crearon enormes reinos en el planeta Transilvania, nombre de los montes de Transilvania en la Tierra. Con magia y energía y con la ayuda de los dioses, reunieron diferentes tipos de vampiros y miles de ellos.

Estaban los reinos de los vampiros blancos, (buenas personas que sólo beben sangre animal); los vampiros fantasmales, (vampiros tenebrosos que se elevan sobre el suelo y su piel es como una tela flotante. Beben sangre de todo tipo); los de leyenda, (se convierten en murciélagos, son como Drácula, les da miedo el sol, estacas, ajos...) y los vampiros de fantasía, (como Isabelle, no les afecta el sol, ajo y estacas...Pueden vivir de día, pero no siempre lo hacen, súper sentidos, super fuerza y velocidad)

Todo era de color de rosas y disfrutaban cruzando el portal para cazar humanos. La princesa crecía y Mónica se acostumbraba sin problemas. Desde que ella entró en su vida, Drácula sentía amor por su hija, por su reino y por su esposa. Ya se había olvidado por completo de su anterior vida como depredador temible. Era feliz.

Pero un día, Mónica se fue sola a cazar. Sus víctimas fueron desafortunadas, pero inteligentes. Habían puesto una gran cantidad de cazavampiros al acecho. Los cazavampiros la atacaron. Ella consiguió matar a algunos, pero no a todos. Consiguieron debilitarla y acabar con su vida clavándole una estaca en el corazón. Y en el corazón, por muy muerto que esté, si lo rompes, la vida se acaba para el vampiro.

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Tom, el más fiel consejero del rey de los vampiros, entró al despacho de Drácula.

-Su real majestad.

-¿Sí?

-He de anunciarle una cosa que a lo mejor le va a doler. Prepárese.

-Adelante.

-Fueron dos hermanos vampiros a cazar cuando se encontraron con el cuerpo sin vida de...

-¿De quién?-se alteró el rey.

-La reina.

Drácula se levantó bruscamente de la silla. Frunció en ceño.

-¿¡Qué!?-rugió él.

-Lo siento, señor. Encontramos una estaca en su corazón y... ¿quién sobrevive? Nadie-tartamudeó Tom asustado.

Drácula se acercó amenazante hacia él y lo agarró por el cuello.

-¿Dónde está?-preguntó.

-En la entrada del portal. Junto a la policía-dijo medio ahorcado.

Lo soltó de golpe y cerró los ojos. Se convirtió en un murciélago enorme. Sobrevoló el reino entero y llegó hasta el portal, en el centro de Transilvania. Se transformó en él mismo y corrió a paso ligero hacia el portal.

En una camilla se hallaba el cuerpo de Mónica, inerte, con los ojos cerrados.

Todos los miembros de la policía le hicieron una reverencia.

Drácula hizo caso omiso a ello y se agachó junto a Mónica, sobre su capa. Sollozó. Le acarició la cara.

Cerró los ojos con fuerza y gritó con todas sus fuerzas al cielo.

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El rey ocultó el portal con miles de ramas tapando la cueva del portal y la selló con árboles. Prohibió a toda Transilvania beber sangre humana, por ser impura.

Isabelle tenía en ese momento siete años, pero como buena vampira que era, lo notaba todo. Entonces huyó para siempre de su hogar antes de que su padre sellara el portal.

Saga Crónicas de Vampiros I: Sangre urbana (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora