25-Problemas

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JASPER

Tenía la vista clavada en las vías de tren que tenía delante mía. Pero no miraba. Mi cuerpo estaría allí, pero mi mente se encontraba muy lejos. Le daba golpecitos al volante. ¿Por qué? Nervios.

Maldije el momento en el que decidí pasar por aquí, donde hay una probabilidad de un cincuenta por ciento de que el tren forme tráfico, y otro cincuenta por ciento de avanzar rápido. Pero ese día me había tocado esperar a que el tren pasara.

El tono de llamada que tenía me sobresaltó. Volví bruscamente a la realidad.

-¿Sí?

-¡Hola, Jasper! ¡Qué bien que te encuentro!-exclamó la voz emocionada de Ethan. Escuché alboroto detrás.

-Ethan, no puedo hablar, estoy en la carretera-miré las vías de tren-Bueno, creo que sí puedo hablar.

-Oye, ya que estás fuera, ¿te apetece una hamburguesa?

Me entró angustia.

-No, gracias-rechacé.

-Oye, ¿tú es que no comes? Porque llevamos cuatro años trabajando juntos y nunca te he visto comer ni beber nada. Ni siquiera en el cumpleaños de mi prima, que estuvimos toda la tarde y noche de marcha.

-Bueno...

-Da igual-interrumpió-Cuando puedas, te pasas por una hamburguesería muy buena y compras lo que te voy a pedir. Te mando la lista por WhatsApp.

Me estremecí.

-¿A qué se debe todo ese festín?-pregunté.

-Bueno. Es que estamos, ¡de fiesta!

-¿Qué celebramos?-pregunté-¿El cumpleaños de Fernando?

-No, qué va. Algo mucho mejor. Y es en honor a ti.

Puse los ojos en blanco.

-¿Qué es?

-Es una sorpresa. Compra eso y te vienes volando.

Escuché un fuerte claxon detrás de mí. Me volví hacia atrás. Varias personas me miraban enfadadas. Miré hacia delante. Lla barrera se había abierto sin darme yo cuenta.

-Bueno, Ethan. Luego hablamos.

Colgué y avancé.
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Miré la lista que me había mandado Ethan. Abrí los ojos como platos. Eran muchas cosas. Miré a la dependienta de la hamburguesería.

-Nueve nuggets de pollo, diez hamburguesas de ternera, diez hamburguesas de pollo, ocho bebidas de Coca-Cola, dos bebidas de Pepsi, y diez cervezas.

Ella lo apuntó todo rápidamente.

-Está bien. Tardaremos un buen rato.

-No importa.
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Respiraba el aire fresco. No aguantaba estar dentro por el olor de la comida esa.

Escuché cómo la puerta se abría.

-Perdone. Su pedido ya está-me anunció la misma chica de antes.

-Gracias-respondí.

Entramos y pagué. Cargué con todas las bolsas.

-¿Te ayudo?-se ofreció la chica amablemente.

-No, gracias. Yo puedo-rechacé.

Metí las bolsas en el coche y me dirigí a la comisaría.
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Entré.

-¡Sorpresa!-gritaron todos con todas sus fuerzas.

Abrí los ojos como platos. Todos estaban de marcha. Los veinte policías que eran mis compañeros estaban disfrazados y estaban contentos y cargaban en una mano un vaso de plástico de cerveza. Bailaban al compás de la música que sonaba a todo volumen.

-¡Ya llega con la comida!-exclamó uno.

Puse todas las bolsas encima de una mesa. Todos atacaron y cogieron su correspondiente comida. Me puse la mano en la boca, asqueado.

Todos me miraron.

-¡Un aplauso a Jasper!-gritó mi amigo.

De pronto, en la comisaría no se oía nada más que aplausos escandalosos.

-Pero, ¿qué he hecho?-pedí saber.

-Tú lo sabes muy bien-me guiñó un ojo mi jefe-Has resuelto el caso. No te preocupes si no las has atrapado. No tenías refuerzos y viniste a pedirlos.

-¡¿Qué?!-chillé alarmado-¿Quién lo ha averiguado?

-He sido yo, colega. Pero no te preocupes. Si querías que fuera sorpresa, no pasa nada. No se acaba el mundo-mi amigo se encogió de hombros y me dio un codazo.

-¡Necesito irme!-grité desesperado.

Corrí hacia la puerta, pero Ethan me detuvo cruzándose en mi camino.

-¡Eh, eh, eh! Calma tigre. Quédate para la fiesta y relájate. No te preocupes por ellas. Otros policías las están buscando para arrestarlas desde esta mañana temprano.

-¡¿Qué?!-volví a chillar.

Aparté a Ethan bruscamente y salí.

-¡Oye!-se quejó él-¿Qué haces?

Yo miré la carretera. Había mucho tráfico. No conseguiría llegar. Corrí hacia detrás de la comisaría y mis ojos se volvieron rojos.

Saga Crónicas de Vampiros I: Sangre urbana (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora