16 de Julio del 2018.
10:09 p.m.
Normalmente me encontraría dibujando, acabando capítulos de Wattpad, o incluso vagueando.
Pero no.
Me encontraba tirada en la cama. Tirada de costado con él rostro enterrado entre las almohadas que se situaban en el cabezal de la cama. Con la misma pista de música reproduciéndose una y otra y otra vez. Sin cesar, la canción "me muero por conocerte" de Alex Ubago, sonaba por los altavoces del teléfono móvil que se encontraba en la mesita de noche. Justo al lado de la cama.
Mis lágrimas no cesaron en ningún momento y, mis mejillas ya empezaban a tornarse de un color rojizo sandía, mientras mi piel palidecía del dolor sostenido en mi corazón.
Ya había sentido esto antes. Y odiaba esta sensación.
Me encontraba vacía pero... ¿A quién le importaba?
A él.
Odiosamente mis ojos color chocolate, se aclaraban y él borde oscurecía cada vez que lloraba o estaba mal. Y ese simple echo me delataba.
Mis manos estaban enterradas en las almohadas y estas ya estaban demasiado húmedas por la parte de arriba, así que sin ganas les di la vuelta y seguí con él derrame de mis lágrimas. La canción de Alex Ubago sonaba cada vez más fuerte en mi cabeza.
Esa canción describía verbalmente como me sentía de manera emocional. O eso pensaba, ya que moriría por estar con él. Moriría por rozar mis labios con los suyos.
Mis ojos empezaron a humedecerse más de lo que ya estaban al escuchar él sonido de mi teléfono móvil, el cual indicaba que me había llegado un mensaje de WhatsApp. No sabía de quién era, pero tampoco quería saber de quién era.
Suspirando y sin ganas, alargué el brazo y tomé el teléfono entre mis manos. Desbloqueé el patrón. Bajé la pantalla.
Miles de notificaciones me habían llegado y con ellas, cinco mensajes.
Uno de ellos era de Olivia, una chica muy maja a la que conocí hace poco. Otro era de Cris, un chico que conocía hacía ya unos años. Y los otros tres eran de él.
Maldita en la hora a la que le contesté a los mensajes. Estaba preocupado. Incluso me preguntaba si quería hablar lo.
Me dolía tanto que él no supiera por lo que había estado llorando. Tanto por que si le decía que su mejor amiga, Lydia, me estaba acuchillando con mentiras... Seguro que no me creería.
Porque.. ¿Quién creería a una simple niñata que quiere ser feliz?
Nadie.
12:32 p.m.
Dolía. Mi pecho dolía tanto que parecía que se iría a salir en cualquier momento. En mi mano derecha se encontraba un cigarro de la marca Camel de doble sabor y en la izquierda un mechero rosa.
Fue un largo día.
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Un Diario Más
RandomUn Diario Más. Hay horas. Hay horas para él dolor. Hay horas para sentir. Hay horas para reír. Hay horas para llorar. Hay horas para todo. Sobre todo, hay horas para amar; horas para él amor.