5

16 3 0
                                    

17 de Julio del 2018.


8:01 p.m.

Estaba llegando a mi casa. Bueno... En realidad ya estaba en mi casa. Sólo unos cinco pasos más y estaría dentro de ella. Me paré al primer paso dado antes de hacer los cuatro que me faltaban. Miré a mi alrededor, observando cada cosa que veía.

Cada vehículo.
Cada matrícula.
Cada ventana.
Cada puerta.
Cada línea en la acera en la que caminaba.
Todo.

Intenté memorizar todo con sólo una mirada, para luego agacharme y amarrar mis botines color azul y granate de la marca Adidas; los cuales ya estaban hechos polvos. Debería comprarme unos nuevos.

Tomé rumbo nuevamente y en tan sólo cuatro pasos más ya estaba en casa. Pensando en el asco que tenía encima hacia dos de mis primas.

Si, asco, ¿Por qué? Porque al parecer yo era a la que nunca necesitaban en la familia (o eso me han hecho creer hasta ahora). La oveja negra. Una más. Una simple niña. Triste y solitaria.

Que putada, ¿verdad? Si, ya lo sabía. Pero nadie es como parece ser en esta vida y TODOS lo sabemos. O eres como ellos, o no eres nadie; es así de fácil y de sencillo.

Un Diario MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora