Londres, 29 de Noviembre de 1800

1.3K 140 4
                                    


Alm estaba feliz que luego de varios días pudiera volver a ver a Ian, sus encuentros -si así podían llamarse a las veces en que coincidían en algún lugar- se reducían a algunos minutos en los que si tenían suerte podían saludarse, pero eso era suficiente para ella, ya era más que arriesgado tener un momento a solas, aunque claro, oportunidades había tenido por docenas, Christine la invitaba con frecuencia al palacio Kent pero no podía arriesgarse a que la descubrieran y sólo hacía visitas de amistad para con ella, y resultaba de lo más placentero, especialmente cuando el marqués no era tema de conversación. Podía notar que Christine se veía más madura, pero sin duda su juventud salía a relucir con gran frecuencia, a veces cuando reía sin parar, cuando caminaba apresuradamente para que la lluvia no la alcanzara, sus expresiones cuando una comida no le agradaba, siempre había pequeñas cosas que sdemostraban su edad. Pero conocía también su otro lado, el que todos veían, la mujer casada, respetable, elegante y encantadora que era, para qué hablar de su belleza. Hace no muchos días, el príncipe de Rusia la había visto y la había apodado la Rosa Inglesa, aquello causó revuelo, ya su belleza no sólo era algo conocido en Inglaterra, se estaba expandiendo a todo el mundo, como decía Lady Sparrow.

En Hyde Park Bianca Harding se despedía de su querida amiga Christine.

- Me entristece tanto que te marches -decía Bianca a su amiga

- A mí también me entristece no verte durante meses, Bi. Pero sabes que puedes visitarme cuando quieras en Kent -

- Y no sabes cuánto me gustaría, pero mi abuela quiere que pase una temporada con ella antes de casarme -dijo Bianca con una mueca de insatisfacción

- De todos modos, la invitación está hecha... mira ahí viene Lady Almerind Hastings... Lady Hastings... -la llamó Christine, a lo que ella se unió a las muchachas- espero que se esté divirtiendo

- Por supuesto -asintió con la cabeza. Bianca de repente miró hacia un lugar y luego se volvió hacia ellas.

- Que molesto -dijo con efusividad- acaba de llegar la condesa de Woodstock, se cree toda una dama respetable y de sociedad, como si no supiéramos que es la amante del duque de Torrentbrock, realmente es una cínica -soltó con desdén- ¿No lo cree, Lady Hastings?

Alm miró a Bianca y la mirada que ésta le dirigió le asustó, no era una simple pregunta de una muchachita sin cabeza, era una pregunta que llevaba algo oculto en ella... era como si supiera lo que había entre ella y el marqués. Alm no alcanzó a responder cuando Bianca continuó.

- ¿Pero qué puede hacer? No es que pueda hacer mucho, siempre será la amante y nunca la duquesa. El duque siempre elegirá a su esposa -habló mirándola directamente a ella y la profundidad de su mirada la asustó.

- Bueno... no juzguemos sin saber exactamente cuáles son las circunstancias -dijo Christine, Bianca no dijo nada y pronto se unió a Joseph- Lady Almerind espero que continuemos nuestra amistad por correo mientras me encuentre en el campo

- Por supuesto, marquesa, pierda cuidado, debemos seguir cultivando nuestra amistad.

Lo sucedido con Bianca la había dejado preocupada, y no quiso ni mirar a Ian por miedo a que la jovencita lo notara, sin duda no había dicho esas cosas de esa manera por nada.

---

¿Creen que de verdad Bianca sepa algo sobre la relación entre Almerind e Ian? ...

El Amor De Una LadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora