Londres, 23 de Abril de 1800

1.9K 178 3
                                    

Bright había organizado un baile en casa, y debía asistir, además que sería la oportunidad perfecta para ver a todos sus hermanos, Bright había querido hablar con ella y preguntarle cómo llevaba lo de Ian, ella se mostró tranquila, queriendo decirle que ya lo había superado. En un comienzo él se mostró reacio a creerle, pero luego la vio más decidida y tranquila. De la reacción de su hermana dependía si él invitaba a Ian al baile, por etiqueta debía hacerlo, pero si su hermana se lo pedía estaba dispuesto a desairarlo, por otra parte sería difícil explicarle a Colin por qué no había invitado a su mejor amigo. De todos modos, estaba feliz de que ella se hubiera alejado del marqués, sólo quería vengarse de él y no le parecía que a cambio de todo lo que le había hecho a Almerind terminara casándose con Christine Kensington, pobre chica.

Pero no quería pensar en ese hombre, se acercaba una velada maravillosa, Elizabeth se había esmerado en decorar la casa y además en arreglar el jardín para que los enamorados pasearan por ahí, le encantaba complacer a su esposa, ya que no podía darle amor.

Almerind se arregló lo mejor posible, sabía que Ian estaría presente y quería deslumbrarlo; Camille se esmeró en hacer su trabajo. Durante la mañana le preparó un baño con esencia de vainilla, luego de bañarse la ayudó a secarse el pelo y después estuvo horas rizándole el pelo. Había corregido cualquier error en el vestido de terciopelo azul especial para la ocasión, y la maquilló. Su único trabajo fue elegir la joya que usaría, un hermoso zafiro herencia de su madre. Cuando se miró en el espejo no pudo reconocerse, nunca en su vida se había visto tan hermosa.

- Mi señora, está más hermosa que Christine Kensington -dijo Camille que admiraba encantada su creación. Ella sonrió sin creérselo- De verdad, apuesto todo mi dinero a que hoy será la más hermosa del lugar

- No exageres, Christine siempre será la más hermosa

- ¡No acepto que diga algo más! -dijo con decisión- Le aseguro que es más hermosa que ella -por la forma que ella la miraba y por como ella misma se encontraba, en ese momento podría decirse que sí, era más hermosa que Christine Kensington

Cuando los invitados comenzaron a llegar tuvo que bajar al salón, todo quien la miraba tenía que girarse para mirarla nuevamente, se sentía la atracción de la noche.

- Vaya Alm -había dicho Colin- ¿dónde te habías escondido todo este tiempo? -le dijo sonriendo, felicitándola de su apariencia

Toda su familia y amigos le habían dicho lo fenomenal que se veía, continuó recibiendo a los invitados cuando vio que de un carruaje se bajaban los marqueses de Layes, y luego Christine e Ian. ¿Por qué venían en el mismo carruaje? Eso no era algo que se viera muy seguido, sólo estaban comprometidos, pero no podía ser censurable, pues los padres de ella también iban ahí. Siguió saludando hasta que llegó el turno de los recién llegados. Los marqueses muy amablemente le dijeron lo hermosa que se veía, entonces después entraron Christine e Ian, ahora que la veía a la luz no entendía cómo en algún momento pensó que se vería más bella que Lady Kensington. Pero la cara que puso Ian al verla le devolvió el alma al cuerpo, la miró maravillado aunque luego había cambiado a su expresión a una de completa seriedad, iba con su prometida y no podía mirar así a otra mujer.

Después de haber recibido a los invitados pudo disfrutar con mayor tranquilidad la noche, a lo lejos veía como su amado hablaba con Colin animadamente, mientras Christine charlaba con Bianca y Joseph. De repente una loca idea pasó por su mente, si no hubiera existido nada de la carta y eso del matrimonio con Ian, a ella le habría encantado que Christine fuera parte de su familia como la esposa de Joseph, hubiera sido espléndido, pero Joseph, a pesar de que tenía frente a él a la belleza de Londres, sólo miraba a Bianca. Se acercó al grupo para sacar a Christine de esa situación.

El Amor De Una LadyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora