Ese día estaba siendo especialmente caluroso, desde que se había mudado hace unos días a casa de Colin para ayudar a Prudence, las cosas habían sido bastante monótonas, sin duda alguna Prudence no era su cuñada favorita. Por supuesto que trataban de ser cordiales y hablar de temas neutros, pero ella siempre insistía en hablar sobre los excesos de Colin, y Alm ya estaba harta de eso, no era placentero estar en su casa.
Ansiaba que las horas pasaran pronto y así ir al palacio de Kent a la reunión de té de Christine, ahí vería a sus cuñadas, a su hermana y a Amanda, y si tenía suerte a Ian. Prudence no iría, pero el carruaje que llevaría a Esther y su madre la recogería durante las primeras horas de la tarde así que se alistaría y tenía que buscar el vestido más ligero que tuviera, pues el calor era infernal, esperaba que Christine hubiera planeado bien su fiesta de té y tuviera bastante lugares con sombra.
- Querida, te ves muy bien hoy -dijo Mrs. North apenas subió al carruaje, pero ella sabía que lo decía por cortesía estaba vestida bastante normal.
- Muchas gracias, aunque el clima está bastante caluroso. No sé si pueda soportar mucho tiempo -exclamó sonriéndole
- Lo mismo le digo a mamá, pero ella está acostumbrada a este clima -habló Esther.
El viaje continuó con tranquilidad hasta el palacio Kent, donde fueron recibidas por unos hombres espléndidamente vestidos, ella no recordaba que los sirvientes de Ian vistieran así. A medida que avanzaban notó inmediatamente que la fachada de la casa había cambiado, se veía resplandeciente y probablemente eso era resultado de una ardua limpieza. Pero lo que de verdad la sorprendió fue el interior, había un nuevo brillo en la casa, sin duda Christine la había renovado. No pudo admirar mucho más, pues fueron conducidas al exterior donde saludaron a una fresca Christine que las recibió con amabilidad, y sin duda había organizado una hermosa fiesta de té, pero por más que trataba no podía verla como una señora, seguía siendo la niña de dieciocho años que le temía al matrimonio, podía verlo en sus ojos y podía sentirlo en su forma de actuar, era una niña tratando de ser mujer. Además la madre de ella estaba presente y no hablaba de otra cosa que de la felicidad de su hija como marquesa de Kent, pero veía como Christine la evitaba, no había tenido la oportunidad de hablar con ella, porque todas las invitadas requerían su presencia y para rematar la tarde la mismísima reina se había presentado. De nuevo la reina mostraba su preferencia por la marquesa de Kent, y ahora era todo más que evidente, la reina dio un paseo junto a Christine largo rato las dos solas, luego se retiró. La fiesta de té continuó y como siempre el chisme era su principal actividad. La madre de Esther estaba agotada, nunca en toda su vida había estado en una fiesta de té de esa categoría y sentía que ya había disfrutado bastante.
- Despidámonos de la marquesa -dijo Esther mientras ayudaba a su madre a ponerse de pie. Ambas comenzaron a buscarla con la mirada hasta que la divisaron y se acercaron a ella
- Marquesa, muchas gracias por la invitación. Lo hemos pasado muy bien -habló Almerind
- Ha sido una reunión estupenda -continuó Esther
- Me complace que les haya gustado. ¿usted lo ha disfrutado Mrs. North?
- Sin duda que sí. No pierda nunca su inocencia -habló la señora. Alm sabía a lo que ella se refería, Christine junto a su angelical apariencia irradiaba una inocencia indescriptible, era como si hablar sobre cualquier tema común la fuera a sorprender, ella podía dar fe de eso, era la forma en la que hablaba y se desenvolvía lo que le daba ese aspecto. Christine se sonrojó- y espero que asista a la cena que mi hija realizará el sábado por la noche -Alm se sorprendió, Esther no había invitado a Christine y sin duda ahora tendría que hacerlo- a usted y al marqués, por supuesto
- Se lo agradezco -dijo la joven- pero mi esposo y yo no nos encontraremos en la ciudad para ese día, viajaremos a Kent -Alm miró a Christine rápidamente y totalmente sorprendida
- ¿A Kent? -preguntó casi inconscientemente- ¿Por cuánto tiempo?
- Aún no lo sé -dijo ella- mi marido debe atender asuntos y lo acompañaré
- Así es el amor -decía la señora North- un matrimonio recién formado sólo desea estar junto
Almerind se preocupó, Ian no le había dicho nada sobre un viaje a Kent, no le preocupaba que fuera con ella, lo que la inquietaba era que estaría alejada de él tanto tiempo.
Londres, 16 de Julio de 1800
Ya hace más de medio mes que Ian y su esposa se habían ido de Londres, lo extrañaba tanto que no podía entender cómo soportaba su ausencia. Aunque él le había mandado una carta, en ella principalmente hablaba sobre las ganas que tenía de volver a verla y eso era lo que la mantenía, además no tenía de qué preocuparse. Había soportado tres meses su ausencia sin saber si quiera dónde estaba y ahora sólo habían pasado poco más de dos semanas, y además sabía dónde estaba y lo mucho que deseaba estar con ella. Sólo debía esperar a que regresara para al fin volver a verlo.
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Gracias a quien sea que haya llegado a este punto de la historia. ¿Cuéntame que opinas hasta el momento? ¿Qué crees que pasará más adelante?
Gracias por leer :)
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El Amor De Una Lady
Ficción históricaLady Almerind Hastings, una joven con carácter y seguridad, está a punto de ser una solterona en su época, pero todo podría estar a punto de cambiar al reencontrarse con el que fuera su amor platónico de la niñez, Ian Cavendish. Una relación clandes...