7

6.4K 393 31
                                    

Estábamos a mi casa, el día siguiente a la noche de navidad.

—No lo puedo creer. —Dije tirada en un sillón.

—Yo tampoco. Todo lo que hemos aprendido al tacho.

—Soy una tonta.

—Odio darte la razón pero la tienes.

Luego de suturar, me cambie y con Alex fuimos a una fiesta en la casa de Mer. Allí estaba Nathan. Estaba tomando algo cuando el se acercó a hablarme. Me puse roja y me convertí en un manojo de nervios. Solo pudimos intercambiar unas pocas palabras ya que decidí inventarle que me iba porque estaba cansada.

—Alex. Se que lo que te voy a pedir es algo demente. Y entiendo que no quieras y voy a respetar tu decisión. Pero necesito al menos pedírtelo.

—Dime. —Dijo despreocupado comiendo cereales.

—Tu eres la persona con quién mas confianza tengo en el mundo. Si alguien puede ayudarme a superar ese trauma con el sexo, eres tu. Tengo pánico de hacer un papelón con Nathan.

—¿Que es lo que intentas decirme?

—Ay, es una locura pero tengamos sexo.

—¿Estas ebria? —Me pregunto cuando se sentó en el sillón bien.

—No lo estoy. Entiendo si te niegas...

—Volveré mañana. Y cuando vuelva me lo pedirás sin una gota de alcohol.

—Bien.

—Me ire a casa. Nos vemos mañana.

—Adiós.

Y se fue. Me di una ducha y me quedé dormida. Me desperté a las 10 am. Desayune y revisé mis mails. Era cerca del mediodía el timbre sonó, le abrí y era Alex.

—Escucha, lo siento. No quiero que pienses que te estoy usando ni nada por el estilo. —Estábamos parados en el umbral de la puerta.

—¿Te arrepientes de lo que has dicho anoche? —Dijo frío.

—Bueno, no me arrepiento. Pero...

—Bien. —Me interrumpió. Se sacó su remera y se acercó a mi para besarme.

Enredada en sus brazos y su besos, cerré la puerta de mi departamento y nos adentramos sin dejar que nuestras bocas se separen.

—Alex, ¿estas seguro de todo esto?

—Yo si. ¿Tu?

—Si.

El volvió a unir nuestros labios. Me levantó desde mis piernas y me llevó a mi cama, donde me tiró. El se colocó arriba mío y sus besos continuaron. Su cuerpo presionaba al mío. Los besos de Alex se dirigieron a mi cuello, para luego sacarme la remera y pasar a mis pechos. Gemí en su oído y eso lo encendió aun mas.

—No aguanto un segundo mas sin estar dentro de ti. —Me dijo, lo que hizo que yo también me encienda. El me quito mis shorts y yo su pantalón.

—Hazlo. Alex, entra en mi. —Le pedí. El en cambio metió sus dedos dentro de mi. Gemí aun mas fuerte.

—Me encanta ver como te pones por mi. He fantaseado con esto, todos estos años.

—Alex... me falta el aire... detente.

El se levanto de encima mío rápidamente. Yo tomé las sábanas y corrí al baño llorando. Desde que mi ex abuso de mi, a la hora de tener sexo, tenía ataques de pánico. Pensaba que con Alex, todo sería diferente. Pero no. Otra vez estaba llorando.

Entre al baño y cerré la puerta con su traba para evitar que entre. Me senté en el piso y comencé a llorar sin poder parar.

—¡Holmes, abreme o tiraré la puerta abajo!

—Estoy bien, puedes irte a casa.

—Tienes cinco segundos.

Extendí mi mano y saque la traba. El abrió la puerta rápidamente y fue donde yo estaba. Se sentó a mi lado y me abrazó.

—Estas temblando.

—Ve a casa.

—No iré a ningún lado. Estoy aquí y ahora contigo. —Me abrazó aun mas fuerte y lloré en su hombro.

Estuvimos un rato largo abrazados y cuando pude dejar de llorar lo miré.

—Gracias por hacer esto por mi. Por estar conmigo ahora.

—Lo haría mil veces. Eres todo lo que tengo, desde hace cinco años que no imagino una vida sin mi mejor amiga. Eres mi familia. Tu has estado conmigo en mis peores momentos, cuando el corazón de Izzie dejo de latir, tu la resucitaste, cuando me dejó tu estuviste para consolarme. Cuando me pelee con mi hermano, cuando mi padre volvió. Tu estuviste, ahora me toca a mi.

—Te quiero tanto.

—Yo a ti. Ven. Vamos a la cama. —El me ayudo a levantarme y me llevó a la cama. Donde se acosto a mi lado y nos tapó.

—Alex... quédate conmigo.

—Lo haré. Tu descansa. —Dijo y me dio un beso en la frente.

—Siempre estaré a tu lado. —Dijo abrazándome antes de quedarme dormida.

Solo AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora