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Caminamos las calles de Seattle. Mi campera no me abrigaba lo suficiente para la temperatura que hacia.
Me tomó de sorpresa cuando Alex me abrazó. Sus brazos me protegieron del frio en el camino. Izzie fue la última persona a la que Alex abrazó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

—No estoy ebria.

—Ya lo se. Solo quería venir contigo. Fue una excusa.

—April y Jackson están juntos. Era hora. —Cambie de tema.

—Jackson me contó. ¿Por que dices eso?

—Bueno, eran amigos hacía años pero había cierta tensión sexual entre ambos.

—Nosotros también somos amigos desde hace mucho tiempo.

—Pero no teníamos esa tensión sexual.

—¿Estas segura de eso?

—Voy a serte sincera. Tu me parecías bastante follable cuando nos conocimos. Moría por tener una noche contigo.

—Yo sentí lo mismo. Pero en poco tiempo te convertiste en mi persona. No quería tirar todo a la borda por una noche. Ya te he contado cuantas veces fantasee contigo. Bueno, no te he contado todas pero en fin. Encontré en ti alguien especial, y me espantaba la idea de perderte.

—Supongo que nos sacamos las ganas después de tantos años. —Le dije mirándolo. Ya habíamos llegado a la puerta de mi edificio.

—Supongo. Solo no quiero que perdamos esto que tenemos. Eres a quien mas quiero aquí.

—Tu también. ¿Subes a tomar un cafe?

—Si.

Subimos y tomamos un café en el balcón envueltos en mantas hablando sobre todo lo que había pasado con Nathan.

—Hay algo que tengo que confesarte. Me esta matando. —Dije.

—¿Que sucedio?

—¿Recuerdas la joven de año nuevo? ¿La de las suturas en la pierna? Preguntó por ti y como reflejo, le dije que estabas en pareja.

—¿Por que lo hiciste?

—No lo se. Creo que me puse celosa. Lo siento tanto, era tan bella.

—No me gustaba ella. Yo también tengo que confesar algo.

—Te escucho.

—Nathan pregunto por ti. Se que debería habértelo dicho, pero no lo hice.

—¡¿Por que hiciste eso?!

—Por la misma razón por la que tu lo hiciste. Fui un idiota.

No dije nada, me había dejado sin palabras.

Cuando terminamos el café, entramos.

—Alex, puedes quedarte a dormir si quieres. —Siempre había sido así, pero estábamos viviendo una situación extraña últimamente.

—Solo si te sientes cómoda.

—Siempre me he sentido cómoda contigo aquí.

—Estas bien.

Darle un beso era algo que vino a mi mente reiteradas veces desde que entramos. Algo me inhibía. Me daba vergüenza, y eso me daba odio. Si había algo que jamas sentí por el, era eso.

—Ammy, ¿En que piensas?

—Estoy debatiendo conmigo misma si darte un beso. Quiero decir, me muero de ganas de hacerlo, pero... —El se levantó del sillón y fue hacía mi para darme un beso en mis labios.

—Esa idea estuvo en mi desde que estábamos en el boliche. Solo tenías que pedirlo. —Me dijo cuando nuestras bocas estaban aun muy cerca.

—¿Y si te pido que continuemos con las lecciones?

—He esperado esa pregunta toda la noche.

Me acerqué a el y lo bese. El bajo con delicadeza el cierre del vestido en mi espalda y lo dejo caer.

—Eres tan bella. —Dijo mirándome atentamente. Yo le desabroche y quite su camisa. Pase mis manos por todo su pecho, admirándolo con el tacto y la vista. —Y no puedo creer que pronto dejare de tener el beneficio de verte desnuda porque estaras con Nathan.

—No pensemos en eso esta noche. Hoy solo somos tu y yo.

El no me contesto, solo me acostó a los besos. El acarició con sus frías manos cada rincón de mi cuerpo. Con sus dedos, me toco suavemente los labios mientras nuestros ojos estaban conectados.

—Hazme tuya ahora Alex. No me hagas esperar mas. —Le dije al oído. Su tacto me encendía.

—Es lo que mas deseo.

Nos deshicimos de nuestra ropa interior y el me hizo suya. Nunca dejamos de mirarnos o besarnos. Podría sonar exagerado, pero teníamos una especie de magia cuando nos tocábamos.
Nuestras embestidas se unieron para dar lugar al orgasmo.

—Me vuelves loco. —Dijo a mi lado respirando de manera agitada.

—¿Te quedarás?

—Solo si tu quieres.

—Claro que quiero. —Le dije sonriendo. —¿Y tu?

—¿Que pregunta es esa? Si mi decisión fuera, viviría aquí. Eres mi lugar. —Me puse roja. Jamás había escuchado a Alex decir algo así, con nadie. Me escondí entre las sabanas y sonreí.

Dormimos juntos pero esa noche todo fue distinto, algo había cambiado. Dormimos abrazados sin poder —Ni querer— separarnos.

Solo AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora