Olor a café. Sábanas frías. Tu mano ya no está sobre la mía.
Siento tu ausencia afuera, pero te siento en todo el cuerpo.
¿Debo abandonarte a ti o a mi prudencia?
¿Estoy ganando o estoy perdiendo? ¿Hay un ganador y un perdedor? ¿Estamos ganando o estamos perdiendo?
Ruido callado y silencio ensordecedor.
Porque busco la repetición, sin definición. Porque busco tus ojos entre todos los otros. Porque sigo tus trazos en la oscuridad, en el silencio.
Me siento cegada por la melodía que cubre tus brazos y por las notas que descubre vibrando en mi piel.
Pero en silencio, siempre en silencio.
Y existe y no existe, ante nuestros ojos y ante sus ojos.
Camino ahora entre la seguridad y la incertidumbre, con temor a las dos y sin miedo a ninguna, y con el suave balanceo al que me invita tu boca.
Porque estás y no estás. Porque vas y no vas. Y me veré envuelta entre olor a café y sábanas tibias, con un boleto de ida y el sin saber del regreso, con la mirada cargada de la tuya y en la boca el sabor de tu beso.