Se nos acaba el tiempo.
Veo como anda a cuentagotas el minutero, y tú ya no estás, amor.Las sábanas me parecen más frías, inmóviles, esperando tu regreso.
Ya incluso el sol no acoge tiernamente mis despertares, y quema a matar.Y todo aún huele a ti. Las almohadas, la toalla y tu taza de café.
Temo moverlas y temo moverme, porque aún sigo expectante viendo la puerta por la que te marchaste, y que al cerrar comenzó lo que me pareció una cuenta regresiva punzante.Se nos acaba el tiempo, y veo la muerte y desolación frente a mí. Siempre había estado en realidad, pero ahora sólo me mira, sin gestos, al igual que yo a ella.
Ella también quiere que vuelvas.
Y te quedes.Pero cerré la puerta con llave, porque al cerrar, pisaste fuerte.
Tú no saliste. Yo te saqué.
Y, sin embargo, te espero.
Porque ni lo notaste.
¿Tan poco signifiqué para ti?No quiero tu consuelo.
Te quiero a ti.
Con tu calor traído a mis sábanas, y tu sonrisa jugueteando antes de dormir. Quiero el abrazo fuerte de buenas noches, pero sabiendo que en la incertidumbre del mañana, vas a estar aquí.