Inefable

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Despiértenme el día que el mundo ya no esté detenido,
el día que los pájaros canten con las tonadas de antes,
la noche en que los sueños ya no sean premonitorios a condenas,
en el momento en que el cambio coincida con mis esperas.

Si de escribir vivo,
de vivir muero,
vivo muriendo,
en el consumo de un porvenir que no llega,
que se atrasa,
que cansa,
que sólo puedo definir con otra cosa que no sean palabras,
no alcanzan.

Un cambio asfixiante,
mudo,
renuente a dar respuestas,
ahoga con pena sueños,
disueltos en la nada,
¿qué es la nada?
con el “siempre” y el “todo” diluidos en las manos,
inaprensibles, como son.

Despiértenme el día en que mis palabras tengan eco,
en que el viento pueda llevárselas,
que en comunidad pueda quemarlas,
dejaré de soñar el día que mi voz sea consumida más que por el papel,
por otras voces,
por nuevas incertidumbres,
por nuevos sinsaberes,
por nuevas costumbres.

Memorias y asperesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora