Tu nombre lo has grabado en mis pupilas,
Así como tus marcas han profanado mis oídos,
Así hoy vivo bajo el velo denso de tu ausencia.
Camino bajo las nubes rosas que has dejado llamando a una lluvia nueva en mis ojos que no llega,
Como tú.
Me has dejado varada dentro de una espera eterna,
De la incertidumbre más inmensa,
Como un océano.
Tú sabías cuánto miedo me va este, tú sabes bien que no sé nadar,
Que habías sido mi salvavidas,
Que ahora pareces estar colgado en la idea de que tu indiferencia puede hundirme,
A veces creo que lo está logrando.
Es más fácil lidiar con el enojo que con la pesada tristeza,
Así que prefiero decir que te odio,
Por haberme dejado rota de donde ya habías sanado la herida,
Te odio por cerrar los ojos ante mi clemencia,
Te odio porque sé que algún día volverás con esa sonrisa tan tuya de donde he quedado prendida,
Mientras sueño todos los días con que simplemente vuelvas a ocupar el lugar que te hice en la cama,
Al lugar que has dejado vacío en mi interior,
Te olvidaste que la última vez que partiste
Dejaste la luz encendida.
