Aquel día que tus manos se convirtieron en poesía,
Y que me aferré al sin saber con todo lo que me quedaba de energía,
Cuando agosto se convirtió en un momento estancado en el tiempo,
Porque todo lo que nos gustaría estaba ante nosotros,
¿O era sólo lo que yo quería?
Aquel día que las posibilidades no existían,
Porque no las necesitábamos,
Estábamos frente al todo,
Tan alucinados que entre la euforia y el miedo yo me quedé con la primera y tú huiste con la segunda
Aquel agosto detenido,
Antes que septiembre nos visitara con tu escape,
Aquel noviembre que transitó entre neblinas y con la ansiedad de un nuevo inicio, pero sin ambos poder soltar el pasado
Donde la nueva primavera se asoma con los tintes de la nueva distancia,
Y del yo sin ti y tú sin mí,
Del nuevo sin saber por quién podría llegar a extrañar al otro,
Y asumiendo que en esta ocasión he ganado yo,
Aquel día que solté mi último recuerdo de tu risa pegada a mis labios,
Aquel día que desperté.
