TREINTA

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Después de esa noche de sábado, Changbin decidió que debían pasar unos días antes de volver a aparecer por el instituto. Pensó que lo mejor sería volver cuando todo estuviese más calmado, incluido él mismo.

Además, tampoco pretendía aparecer allí en aquel estado; algunas de las magulladuras que había recibido al intentar parar la pelea entre Hyunjin y Woojin no cicatrizarían hasta pasada una semana. En el momento de la fiesta no sintió ni un ápice de dolor y tampoco notó ningún golpe, pero al parecer uno de los puños de Woojin había impactado contra su pómulo derecho.

Aun así, tampoco le importó demasiado. Sabía que aquello no era nada comparado con lo que había recibido Hyunjin.

Preocupado por su amigo, días más tarde, Changbin marcó su número de teléfono por la mañana. Si contestaba, Hyunjin iba a ser con el primero de todos con el que iba a hablar desde el día de la fiesta.

Changbin esperó cuando el teléfono comunicó dos veces, y a la tercera, pudo oír como se activaba el micrófono.

—Hey, Bin—lo saludó una voz adormilada, detonando que se acababa de despertar.

—Hola, lo siento si te he despertado-se disculpó Changbin—Sólo llamaba para saber que tal estabas. Ya sabes, por lo de la pelea.

Ante sus palabras, la risa de Hyunjin se escuchó a través del auricular.

—No te preocupes, estoy genial.

—Si tu lo dices...—se rió Changbin también—Pero si mi cara está llena de magulladuras, no me quiero ni imaginar la tuya. ¿Estás seguro?

—¿Mi cara?¡Al cien por cien!—exclamó él antes de hacer una pausa.

Antes de que Changbin pudiese responder con un comentario llamándole egocéntrico o cualquier cosa que se le ocurriese, su teléfono vibró.El chico deslizó su dedo para abrir la nueva notificación, que resultó ser una foto envíada por Hyunjin.

En ella, se encontraba él, poniendo morritos y mostrando claramente varios cortes en sus labios y nariz, aún sin cicatrizar.

—Ahí tienes una foto en directo—se rió Hyunjin cuando Changbin vio la imagen—Agradécemelo, porque casi muero haciendo eso.

—Te lo mereces—estalló en carcajadas el otro—¿Desde cuando eso es un cien por cien?

—Desde que soy yo—admitió Hyunjin.

Changbin dejó de hablar intencionadamente y resistió el impulso de colgar el teléfono sólo pasa avisarle de que iba a hacerlo, por narcisita.

—Debería colgar sólo por eso.

—Vamos... no seas así—se rió—Era broma. En serio, estoy bien. Incluso hablé con Woojin.

Changbin se soprendió ante las palabras de su amigo. ¿Había hablado con Woojin?

—¿Has ido al instituo?—preguntó, pues le extañaba que hubiese aparecido en aquel estado.

—Claro—le contó Hyunjin, y después añadió—El único que aún no ha venido eres tú. Es más, esta es la primera señal tuya que tengo desde el sábado pasado.

—Ya, bueno. Aún no sé cuándo iré—se sinceró Changbin, lo que de repente le hizo querer terminar la conversación telefónica.
Y justo en momento indicado, el timbre de su casa resonó por todo el lugar, dándole una excusa perfecta—En fin, me alegra mucho saber que estás al cien por cien, pero están llamando al timbre, hablamos luego.

Aún sin colgar, mientras Hyunjin se despedía también, Changbin bajó los escalones hacia el piso de abajo de dos en dos, y tras enfundarse los zapatos en sus pies, abrió la puerta.

Un fuerte destello del sol le cegó, pues no lo había visto en días, pero tras un instante, su visión comenzó a adaptarse a la luz.

—¿Quién es?—peguntó.

Pero no obtuvo respuesta, y ante la situación, Changbin se frotó los ojos con su brazo y con suerte, consigió enfocar a quién tenía delante.

No era ni más ni menos que el chico de pecas.

—Hola—lo recibió Changbin, sin saber muy bien qué decir.

Pero Felix no había venido a hablar con él, sino que extendió su brazo izquierdo hacia el otro chico. En la palma de su mano se encontraba un papel doblado en dos, con aspecto de llevar mucho tiempo en esa posición.

—¿Es para mí?¿Qué es?—siguió intentando hacerle hablar, sin resultado.

Al final, Changbin notó de que Felix no diría nada, por lo que cogió entre sus dedos lo que le estaba ofreciendo. Cuidadosamente, abrió el folio y comenzó a leer lo que había escrito en él.

Y tan sólo había leído la primera frase, que decía, "Para Changbin", cuando el chico levantó la mirada y se dio cuenta de que Felix se había marchado.

STRAY KIDS ─ POPULARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora