SEIS

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—Tal vez no deberíamos estar aquí—susurró Chan, mientras se dejaba caer sobre el banco de aquel parque.

Frente a él, repetía su operación el otro chico, cruzando una pierna sobre la otra y mirándole extrañado.

—¿Por qué? No estamos haciendo nada, Chan—respondió éste, y luego añadió—¿O si?

Chan se revolvió incómodo en el banco, negando con la cabeza. Chan nunca estaba incómodo con Bambam, por lo que le resultaba extraño no estar en contacto con él, ya fuese algo mínimo cómo tocar su brazo o entrelazar sus dedos, como algo con la intensidad de sus besos.

Pero en ese momento estaban a la vista de todos, y aunque ni siquiera se rozasen, él no podía evitarlo.

—No te preocupes tanto, nadie sabe nada de esto—dijo Bambam, leyendo su mente—sólo tú y yo.

Ante sus palabras, Chan se tranquilizó un poco, y dejó escapar una suave risa, acentúando el hoyuelo que tenía en la parte derecha de la cara, ese que tanto le gustaba a Bambam.

Éste utilizó hasta el último ápice de su autocontrol para evitar tocar su cara con sus largos y delgados dedos, y lo logró, no sin hacer una mueca que le demostraría a Chan que estaba deseándo hacerlo.

Una sonrisa se proyectó en la cara de Chan, sin embargo, su mente no dejaba de pensar en que, si era duro para él mismo, más lo sería para Bambam.
Chan no tenía nada que perder, sin embargo, él perdería a las dos personas que más había querido.

Estaba claro que Bambam tenía la cabeza hecha un lío, y aunque eso no siempre favorecía a Chan, él no podía simplemente dejar de quererlo.

Ambos eran amigos desde hacía muchos años, incluso antes de que llegara el otro.
Él había caído en las redes del tailandés casi semanas después de conocerse, pero en todo aquel tiempo, nunca tuvo la valentía de confesárselo.

En aquel momento, Chan se arrepentía de no haberlo hecho antes, y así, no tendría que sentirse incómodo cada vez que alguien lo veía a solas con Bambam, si no que ambos podrían ir juntos, con sus manos unidas y haciendo lo que quisieran juntos.

Que era justamente, lo que Bambam hacía con su novio.

—¿En qué piensas?—lo llamó el chico al ver que se había sumido en sus pensamientos más profundos.

Chan reaccionó un poco más lento de lo que habría hecho normalmente.

—¿Eh? En nada—mintió él, pero los dos sabían la verdad—es sólo que... preferiría no estar aquí.

—Pero si acabamos de llegar—habló Bambam entonces.

Chan no respondió esta vez, si no que lo miró con una expresión de súplica. Eso le demostró a Bambam que el chico a su lado seguía incómodo, pese a que él ya le hubiese dicho que no pasaba nada.

—Mira que eres un cabezota... además, te preocupas demasiado—dijo él riéndose, mientras clavaba su dedo índice en la frente de Chan—¡Si sigues así, te saldrán arrugas!

Chan no pudo evitar reírse, descargando un poco de la tensión que había tenido anteriormente. Sin dejar de sonreir, apartó el dedo de su frente, agarrando la mano de Bambam con la suya. La mantuvo así por unos segundos, ambos quietos y mirándose, hasta que una figura cruzando el parque los hizo separarse a la velocidad de la luz.

No había mucho tránsito en aquellos momentos, y aunque ambos lo agradecían, les resultaba extraño no ver pasar ni un alma en una zona céntrica de la ciudad como era esa.

Por eso les fue muy sencillo notar la presencia de aquella persona aproximándose y que andando unos sólos metros estaría frente al banco donde ellos se encontraban sentados.

Chan lo reconoció desde lejos, pero, cuando lo tuvo más cerca lo confirmó.

Un chico, un poco bajito y totalmente vestido de negro pasó por delante de ellos, con el semblante serio y mirando al frente. Chan lo miró, pero el otro continuó andando cómo si no hubiese nadie allí, como si no hubiesen sido amigos hacía tan sólo unas semanas.

Bambam permaneció en silencio hasta que consideró que aquel ya no podría oírles.

—¿Ese no era Changbin?

Chan asintió con la cabeza. Ni siquiera Bambam estaba enterado de aquel asunto, tal vez conocía algunos detalles sin importancia, pero los únicos que lo sabían era Minho, Woojin, el mismo Changbin y él.

—¿Ha pasado algo?—preguntó de nuevo Bambam, esta vez un poco preocupado.

—Nada importante—dijo Chan, tranquilizándolo con una risita, luego intentó dirigir la conversación a otra cosa—Por cierto, ¿dónde crees que irá?

Pero Chan no necesitó la respuesta de Bambam cuando el enorme cartel de neón que se encontraba en el local tras parque, el que rezaba ARCADE se iluminaba.

STRAY KIDS ─ POPULARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora