STRAY KIDS ─ POPULAR

DOS

En ese mismo instante, en ese mismo instituto y en ese mismo comedor, los tres chicos hablaban animadamente de cualquier cosa que se les ocurría en el momento.

—Y entonces, ¿qué hiciste?—dijo Jisung riéndose, al borde de las lágrimas.

—¿Que qué hice? Le di mi número—respondió Hyunjin, en el mismo estado que su amigo.

Todos continuaron riéndose durante unos sólidos cinco minutos, atrayendo la atención de algunas personas de las mesas contiguas, pero simplemente no podían detenerse.

No fue hasta que un leve sonido que hizo clic les llamó la atención a los tres, que se giraron en busca de dónde provenía aquel ruidito.

La brillante lente de una cámara fotográfica fue la que los recibió, escondiendo tras ella a un individuo sonriente, que mostraba sus dientes decorados con un disimulado aparato dental.

—¡Jeongin!—saludaron los tres casi al mismo tiempo a su joven amigo.

Jeongin era de un curso menor, pero de alguna manera, había logrado entablar amistad con los chicos.

Al principio, que eso hubiera ocurrido habría sido bastante improbable, ya que Jeongin podía ser muy tímido en la mayoría de ocasiones.

Sin embargo, Jisung también podía ser muy sociable en la mayoría de ocasiones.

—Oye, ¿cómo te va lo que nos contaste? ¿has conseguido el permiso del director?—le preguntó Felix, cuando Jeongin se sentó en la cuarta silla, la única libre de esa mesa.

Jeongin había estado planeando formar un club adicional, de fotografía, pero el problema era que muy pocos alumnos estaban dispuestos a comprarse sus propias cámaras fotográficas. Además, el instituto tampoco podía permitirse comprar un material de tal precio.

Conseguir aquella cámara al chico le había costado sangre, sudor y lágrimas. Había pasado meses y meses ahorrando el dinero de la comida de su almuerzo y sin comprar nada más de lo justo y necesario para su supervivencia.

Pero Jeongin sabía que no todo el mundo estaba a dispuesto a sacrificar todo por sus sueños.

—Todo este tema esta siendo un poco complicado—fue lo que repondió él, para luego añadir—no habrá club de fotografía, tal y como esperaba.

Un gran pesar se instaló en el pecho de los tres al oir la voz triste del pequeño, oprimiendo su corazón al máximo

Fue Jisung el primero en reaccionar, alargando su brazo para rodear los hombros de jeongin y acercarlo a su cuerpo para consolarlo.

—Vamos, no te desanimes—dijo él, intentando ayudar a su amigo, a lo que se añadieron unas palabras de apoyo por parte de los otros dos presentes.

Entonces, Hyunjin luego recordó una buena idea que Jeongin les había contado días atrás, por lo qué rápidamente preguntó:

—¿Y le hablaste de lo del anuario?¿No querías tomar tú la fotos de este año en él?

Jeongin se sorprendió un poco de que alguno de los tres se hubiera acordado de su plan, pero de éste tampoco tenía una solución por el momento.

—No lo sé—dijo pasándose la mano por la nunca—después de que rechazara mi propuesta, no me atreví a mencionárselo.

Jeongin notó como, especialmente, la vista de Jisung se clavaba en él.
Al otro no le faltó ni un segundo para comenzar a zarandearlo bruscamente de un lado a otro.

—¿Cómo que no te atreviste?¿Te estás rindiendo?—preguntó, y Jeongin negó mientras se reía ante la reaccion de su amigo—¿Verdad que no? Pues ve ahora mismo a hablar de nuevo con el director. Toca en su puta puerta y dile que serás tu quien haga las fotos este año. Si te rechaza, dile de mi parte que se puede ir a la mierda.

Jeongin sólo pudo reirse, hasta que se percató de que Jisung lo decía en serio, y que si no iba por su propio pie, entonces él mismo lo iba a llevar a cuestas hasta el despacho.

—Vale, vale, está bien. Gracias chicos—dijo Jeongin, mientras se alejaba hacia la puerta y luego gritó—¡Luego os cuento!

A Felix, Hyunjin y Jisung les embargó un sentimiento de alivio y felicidad genuina, que duró más o menos, hasta que Jeongin despareció de su visión, al ser opacado por la llegada de una nueva persona a la mesa.

Entonces sus sentimientos cambiaron radicalmente, y se quedaron inexpresivos, sin habla.

Cualquiera de los tres habría reaccionado de distinta manera, mirando con ojos curiosos al recién llegado, dispuestos a dedicarle una cálida sonrisa de bienvenida.

Realmente lo habría hecho, de no ser porque sabían quién se acababa de sentar justo en la silla que Jeongin había dejado libre.