— ¿Segura que no quieres venir?
Levanto la cabeza ante la pelinegra. Con ese precioso vestido negro, liso y ese tono blanco que tiene, le hace un contraste precioso. Por no hablar del maquillaje, casi inexistente, que la hace lucir la mejor de la salón.
Bueno, por lo menos, mejor que yo. Con mi pijama, que consta de una camisa larga que le robe a mi hermano, Dylan, hace años, me siento cómoda en la sala de estar. Niego con la cabeza. Tampoco hace falta demasiado belleza para superarme.
— No, gracias. Quiero llamar a mi hermano y la charla seguramente se alargue bastante — miento. No tengo ganas de salir, la verdad sea puesta por delante. Estoy últimamente demasiado cansada, ya no sé si emocional o físicamente. Quizás las dos.
— ¿Seguro? Llevas toda la semana aquí con esos papeles encima de la mesa — avisa Amber saliendo del baño. No tengo seguro quien de las dos está más despampanante. Si Amber con ese precioso vestido rojo que contrasta con su cabello o Lyn con el suyo. Saben combinar ropa y maquillaje, eso por descontado —. Algún día se me va a caer el café encima de todos esos folletos y no voy a poder hacer nada por arreglarlo — finge amenazarme.
Entrecierro los ojos —. Te mataré si haces eso — mascullo.
Levanta las manos en señal de rendición o de inocencia, alguna de las dos tiene que ser. Pero hondea la bandera blanca y camina hasta su bolso de fiesta pequeño y del mismo tono que su vestido. El cual, se encuentra encima de la enorme cantidad de papeles que debo revisar, acompasar y volver a revisar.
— No te prometo nada — responde tras unos segundos. Pongo los ojos en blanco —. Bueno, supongo que nos vamos — regresa su mirada de ojos tan verdes como el bosque a mí —. Es tu última oportunidad, Nora. O hablas ahora o callas para siempre — sonríe como esperando que con eso las acompañe.
— Creo que voy a tener que callar para siempre — me apoyo sobre el respaldo del sofá.
Su esperanza se desinfla como un globo con una chincheta clavándose en el plástico. La risa de Lyn se hace de esperar y se despide de mí antes de agarrar la muñeca de una Amber que finge estar molesta para llevársela al exterior del apartamento.
Sonrío negando con la cabeza. Amber puede ser demasiado graciosa a veces. Rectifico, Amber es demasiado graciosa en cada lado que la veas y a cada momento que estés a su lado. Llego a comprender la fascinación de Lynette por ella pues, seguir saliendo con la hermana de tu ex novio, tiene su mérito.
Últimamente, Lynette nos ha estado acompañando en algunas comidas. Se acerca de vez en cuando, con un cigarro que siempre guarda en el bolso tras entrar a la cafetería, y charlamos de todo lo que logramos hasta que el timbre nos devuelve a la realidad. Hasta que Amber tiene que volver a la Psicología, Lynette a sus clases de Criminología y yo a mi sesión de canto con la señora Delilah. Después de los pocos minutos de descanso siempre tenemos clase de canto.
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¡No me beses! (U.D.S.#4)
Teen FictionEl linaje de los Clayton siempre ha fortalecido una norma, un objetivo o un capricho, como quieras llamarlo. Cada descendiente de esta familia deberá besar a una chica, la que parezca estéticamente más hermosa. A algunos les gusta, otros prefieren m...