Capítulo 40

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— No voy a volver contigo, Dylan — mascullo molesta, suelto un suspiro derrotada de tanto dramatismo —. De momento, no hay nada que diga que va a ir aquí. Estoy a la otra punta del país, tiene que estar muy necesitado para venir hasta aquí — aseguro. Aunque no estoy completamente segura de mis palabras, retransmito con mi tono todo lo que quiero demostrar. Que no soy una chica débil y que hace falta más que saber que mi padre está fuera de la cárcel para salir huyendo por patas del país.

— Tarda menos de dos días sin parar en coche. James está lo bastante ido de la cabeza como para hacer todo ese tramo y sabes que no tiene lo que se dice adoración por ti, Nora — responde brusco. La daga de sus palabras se clava en mi corazón, lo resquebraja. Reconozco que actúa así para protegerme, para hacerme saber lo peligroso que es esto, pero no pienso irme de aquí.

— ¿Te crees que no lo sé? — interrogo, la frente se me arruga de enfado. Veo mi reflejo en el espejo colgado de la pared de mi cuarto en el apartamento. Sentada sobre la cama, con las piernas cruzadas y mi mano pellizcando el puente de mi nariz, cualquiera diría que hay un olor pestilente por la habitación —. James intentó matarnos, Dylan. Juró hacerme infeliz hasta que él estuviera muerto pero no voy a irme.

— Esto no lo voy a discutir, Nora. Te vas a venir conmigo quieras o no. He encargado un billete de avión para mañana a las cinco para que regreses a casa — me avisa. Miro por la ventana de mi cuarto, no creo que sean menos de las ocho y me está diciendo ahora que empaque mis cosas para largarme, para huir de una persona que debería estar arrestada y no disfrutando del mundo exterior.

— ¿Por qué no te preocupas en cuidar a tu familia, Dylan? — mascullo, el veneno saliendo por mi lengua de la misma manera que había hecho él conmigo hace unos segundos.

— Tú eres mi familia.

— No — interrumpo, harta de toda la situación que se está dando. Decido ser por una vez la que marque lo que sucederá —. Skylar está embarazada y seguramente ya no esté bien para hacer trabajos de gran tamaño. A mí no me va a pasar nada estando aquí, tengo a Chad y a más gente. En el vestíbulo no dejan pasar a gente hasta que no nos avisen de la llegada. Estoy segura aquí, Dylan. Encárgate de tu familia y yo me encargaré de mi vida corriendo peligro o no.

Los reproches furiosos de Dylan se apagan cuando cuelgo la llamada y lanzo el móvil fuera de mi alcance. No dudo en que en menos de un minuto estará llenando mi bandeja de mensajes y mi buzón de llamadas hasta que termine por colapsar mi móvil y muera. Estaré contenta cuando eso pase, pero, hasta que el momento llegue, no puedo evitar que eso no suceda.

Dylan está preocupado, eso lo entiendo perfectamente. No es fácil ver como tu hermana pequeña, esa de la que has cuidado desde una temprana edad, está en un lugar lejos de tu protección y que tu padre, aquel que te maltrató por años, podría estar yendo a por ti o a por tu hermana.

¡No me beses! (U.D.S.#4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora