Capítulo 27

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De tener imaginación a que tus sueños realmente se cumplan hay bastante distancia. Lo primero lo tienes asegurado, soñar no es caro y es para todo los públicos, desde creer que vas a crear una nueva Torre Eiffel a que vas a ser dueño de una multinacional y te convertirás rico. Hay montones de sueños y puedes inventar tantos como desees.

En cambio, que todo aquello que piensas por las noches, que luchas por conseguir, que tienes en mente a cada segundo del día, se cumpla, es mucho más complicado. Por eso pensé que estaba mejor que los sueños se quedaran en la cabeza.

Al recordar que Chad ni siquiera me había correspondido un segundo al beso de cuando iba borracha, esperé que todo fuera producto de mi imaginación. Que mi cabeza hubiera programado, en sueños, una escena en la que mis miedos salían a flote.

Se fue todo a pique cuando me desperté de la pesadilla de mi asqueroso padre y Chad seguía allí, a mí lado, en la cama, junto a mí. Estaba exactamente en la misma posición que cuando habíamos llegado al apartamento y Amber se había ido a su habitación alegando estar, y cito textualmente, «cuidando de unas niñatas borrachas que parecen sacadas del instituto».

Tenía que disculparme con ella, de hecho. Pero, ha pasado toda la mañana y gran parte de la tarde y solo consigo pensar en Chad, en su boca y en mi corazón latiendo como si no tuviera límite alguno. No concibo que realmente, el famosísimo Chad Clayton, aquel con una tradición de grandes descendentes, me haya correspondido a un beso a la primera.

Bueno, no a la primera pero sí que lo hizo después y eso cuenta para mí como el primer intento. Nadie tiene por que saber que me rechazó la primera vez pero que, después de saber que no estaba borracha, me besó de vuelta.

Nadie lo sabía excepto Amber y Lynn. Lynn estaba demasiado borracha como para que ahora se acuerde y Amber no creo que esté realmente pendiente en mi vida últimamente. Tengo la sensanción de que la suya ahora tiene más misterio y suspense que la mía.

Eso no evita ni por cinco segundos que los pensamientos se desplacen a otro lugar que no sea el irresistible chico de ojos pardos que me acaba de pedir que me vista para ir con él a un lugar. Aún seguía haciéndome al misterio que todo los chicos tienen en cuanto a las sorpresas se refieren.

No había tenido una sorpresa desde que había venido aquí pues Dylan se encargaba cada año de que me impresionara de algo. Fuera lo que fuese, quería ver la cara que se me ponía y eso me hacía verdaderamente feliz. Ahora el turno de hacerme feliz había pasado a manos de Chad.

No sabría decidir si eso era bueno o malo. Antes de pensar durante un segundo en ello, el móvil suena olvidándome de cualquier pensamiento que tenía y centrándome en el chico que seguramente esté tras la pantalla.

Corro a mirarlo, la emoción que poseo es palpable.

Bonito: Estoy abajo, bonita ;)

¡No me beses! (U.D.S.#4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora