Capítulo 22

13.4K 732 43
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— ¿Sabes donde está Amber? — le pregunto a Lynn nada más llegar a la mesa donde almorzamos y comemos todos los días.

Me observa mientras me siento y niega con la cabeza.

— ¿Por qué quieres saberlo?

— No ha dormido en casa esta noche, pensaba que estaría contigo.

Frunce el ceño, confundida. Una pequeña sonrisa se crispa en sus labios brevemente —. A lo mejor se ha tirado a un tío de camino a la residencia. Amber no es de las que se andan con rodeos.

Sabía que no se andaba con rodeos, solo cuando hablaba, pero guau. De parecer una chica inocente a ser la mujer más atrevida había un gran hueco que cubrir.

— ¿Tú crees? — pregunto, ella asiente. Veo el distinguido cigarrillo de Lynn agarrado en su oreja cual obrero que está tomando medidas o vaquero con la paja tras su oreja —. ¿Y a Chad? ¿Le has visto?

Alza una ceja —. ¿Acaso crees que soy tu GPS? — se cachondea de mí. Agacho la cabeza soltando una pequeña risa y centrándome en mi pequeño manjar de delicioso pescado —. Además, ¿no era que no te gustaba? Me estás cayendo, Nora.

— ¿Cuándo he dicho que no me gustara? — cuestiono —. Lo único que dije era que estaba mal que me besara sin conocernos.

Aunque, si lo hace ahora, no tendría ningún inconveniente en seguirle el beso. Desde hace unos días que sus labios son la jodida parte más interesante de su cuerpo. Después de esos preciosos ojos pardos, esa sonrisa enloquecedora y esas manos que me transmiten una tranquilidad infinita.

— No me fastidies que ahora vas a ser una jodida enamorada del estúpido de Chad — se queja, me lanza un trozo de patata a la cabeza. Entrecierro los ojos.

— ¿Qué problema tienes con él?

— Es un egocéntrico. De no ser por que sus padres mantienen este sitio, no habría ni una maldita regla — rueda los ojos.

De no ser por ese ritual ahora mismo no lo conocería y me niego a estar otra vida sin un chico como él a mi lado sosteniendo mi mano mientras camino. Es el único que, de momento, me ha hecho sentir tranquilidad. Después de todo lo sucedido con mi padre, las pesadillas y toda esa mierda, es el único que, con solo mirarme, logra calmarme.

— Deberías conocerle un poco más, no es tan egocéntrico como parece — alza una ceja. Suelto una risita —. De acuerdo, sí que lo es. Pero tiene más cosas a parte de eso. Te caería bien, te lo prometo — admito.

Hace una mueca, volviendo a su comida que consta de otro filete, esta vez de ternera, que come satisfecha.

— Prefiero vivir con la duda — se niega dando fin a la conversación.

Un movimiento capta toda mi atención, también la de Lynnete. Volteamos nuestros rostros a tiempo para ver como Jayden se sienta en la mesa, deja su bandeja de golpe en la mesa y apoya su cabeza sobre sus brazos flexionados en la tabla de plástico.

¡No me beses! (U.D.S.#4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora